Ella siempre estaba en silencio, en un mundo donde los gruñidos son la banda sonora, hasta que él la hizo gritar.
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DANA
No sabia con exactitud cuanto tiempo había pasado, ni cuantos kilómetros habíamos recorrido. Lo que sí sabía era que estábamos lejos, muy lejos, de Alejandría, de los Salvadores y sobretodo de Negan.
Mi hermana me miraba de reojo cada tres metros, su nivel de atención en mi era desmesurado. Ella sentía que debía protegerme, que debía compensarme algo que no era culpa suya. Porque hacía ya mucho que había comprendido que ella no tuvo la culpa de la decisión de mis padres de abandonarme. Era solo una niña, una niña que ahora me protegería con su vida.
—Deja de mirarme, no voy a desaparecer.—dije con una sonrisa ladina.
—¿Estas bien?—preguntó ella ignorando por completo mi comentario.
La mire de reojo.
—Estoy bien, Ronin.—dije ahora sonriendo de forma sincera y tranquilizadora.—Ahora dime, ¿Tú estas bien?—finalmente la enfrente, cochando nuestras miradas marrones.
Sentada en el tronco frente a mi no aguanto más el peso de mi mirada y bajo su vista a las hojas secas del suelo.
—Si.—respondió casi sin voz.
—No tienes que ocultarme que todavía te duele la muerte de Carl.—hablé clara y directa, la sutileza no era uno de mis fuertes.
—Me duelen demasiadas cosas.—seguía sin ser capaz de mirarme.
Una oleada de culpa me arrolló, muchas de las cosas que la dolían habían sido provocadas por mi. Por mi se alejo de sus amigos, de Dennis, de Daryl, de Logan. Dejó a las personas que fueron su familia para ayudarme a mi.
Mi silencio culposo la hizo volver a hablar.
—No es culpa tuya.—dijo de inmediato juntando nuestras miradas de nuevo.—Fue mi decisión.—soltó un pesado suspiro antes de atreverse a decir lo siguiente.—Además, estar allí me dolía demasiado. Cada lugar que veía me traía un recuerdo de él. Lo veía por todas partes, lo veía en Rick, lo veía en Judith. Y era una tortura.—dijo afligida y exhausta, como si solo quisiera deshacerse de ese dolor porque era demasiado pesado como para seguir soportandolo.
—No siempre será así, Ronin.—me atreví a hablar tras su silencio doloroso.—Algún día podrás recordarlo sin que duela y solo recordarás el amor y todo lo que Carl te dio.—hice una sonrisa tranquilizadora.
