III. VERGÜENZA

7.2K 374 191
                                    

{THE WALKING DEAD}

{THE WALKING DEAD}

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—VERGÜENZA—

________________☆☆☆☆________________

CARL.

REPETÍ ESA ACCIÓN, una y otra vez. El cuerpo de Ronin comenzó a acompañarme en el movimiento de mis brazos, ambos nos movíamos al compás. Creando una deliciosa y exquisita fricción que ambos notabamos, cada vez mas, con más claridad y fuerza.

Sentía era sensación de placer recorrer por todo mi cuerpo, pero concentrándose específicamente en un punto, mi erección. La cual se apretaba con dureza contra la intimidad de la chica.

Nuestros besos constantes callaban los leves gemidos que escapaban de nuestras bocas, aunque los jadeos eran cada vez más notorios y evidentes.

La sensación de adrenalina, de lujuria, de euforia, de necesitar más, me hizo apretar más su trasero contra mi. Hundiendo las yemas de mis dedos en su piel, por encima de la tela, eso provocó un bajo quejido placentero salir de su boca, por lo que se vio obligada a separarse de mi boca.

En cuanto sentí la falta de sus labios sobre los míos abrí los ojos y pude apreciar al completo su expresión de gusto y placer. Su cabeza se hecho hacia atrás un poco, marcando su mandíbula y enseñando mas su garganta, sus ojos estaban cerrados, sus cejas fruncidas y la boca entre abierta y excesivamente húmeda, sin poder evitarlo me excite más, si eso era posible.

—¿Te sientes cómoda con esto?—con los últimos ápices de cordura que me quedaban conseguí pronunciar esas palabras, para asegurarme de que se sentía segura y cómoda.

A ella la costó salir de su trance pero finalmente me enfocó con la mirada.

—Esto es diferente.—dijo con una pequeña sonrisa.

—¿A que?—dije divertido y algo confuso.

La sonría de la morena se hizo más grande.

—A todo.—dijo seria pero feliz.

Sonreí ancho y complacido con sus palabras y volví a capturar sus labios entre los míos, moviendo una de mis manos a su cuello para acercarla de nuevo a mi.

Y esta vez fue ella quien inició ese moviendo en el que nuestras intimidades se rozaban con gusto.

Llegamos a un punto tan placentero, tan apasionado, tan continuo, que sentía como todo ese placer se acumulaba en mi entrepierna, cada vez lo disfrutaba más, la temperatura estaba subiendo excesivamente.

Y el punto máximo de placer llegó y explotó, sentí como una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, que me inundó. Por instinto mordí el labio inferior de Ronin, levemente, acompañado de un gruñido que salió de lo más profundo de mi garganta.

SILENT || CARL GRIMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora