IMAGINA VII

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LOS SOLITARIOS
parte III

FANTASMAS

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DANA

—La gasolina no va a llegar.—dijo de forma pesimista Ciro desde el asiento del copiloto.

—Seguro que queda algo en alguna gasolinera.—aporto Adam su punto positivo, como era costumbre en él.

El rubio hizo una mueca y volvió a mirar de reojo a la chica que estaba a su lado conduciendo, Daila.
Por mi parte yo mire a Adam, quien estaba a mi lado. Él parecía tranquilo, no parecía que estuviera asustado o agitado porque tan solo unas horas atrás había estado apunto de morir.

—¿Por qué no hemos hablado de los dos fantasmas que hemos visto antes?—pregunté un tanto angustiada, que ninguno quisiera hablar de ello me estaba matando, no podía contenerme, necesitaba saber sus opiniones.

Tres pares de ojos, incluso los de Daila a través del retrovisor, me miraron con sorpresa y contención.

—¿Por qué querríamos recordar algo como eso?—preguntó de forma desagradable Daila, parando en seco el viejo coche de Adam.

—Casi morimos.—explique cómo si fuera obvio, me sentí como una loca bajo las miradas de incomprensión y perplejidad.

Nadie dijo nada, todos se quedaron callados y yo me desesperé. Dejé caer todo mi peso sobre el respaldo y resoplé con frustración.
Acababa de ser abandonada por toda mi familia, sin que les temblara el pulso me abandonaron, sin que les importase y sin saber porqué, me encontraba sola. Con, casi, la total certeza de que nunca volvería a verlos y aun no sabía cómo soltar toda la rabia y tristeza.

—Seamos realistas.—la voz pragmática de Ciro me hizo volver en mi.—Dana tiene razón, tenemos que hablar de esto. Nos vamos a encontrar más en el camino y debemos estar preparados.—parecía bastante firme por una vez, pero sus manos temblaban al gesticular y sus ojos se movían nerviosos de uno a otro.

—Tío, hemos matado a dos puntos zombis, como en las pelis.—exclamó Adam todavía con la euforia de recordar ese momento.

—Antes eran personas, Adam.—rebatió el rubio.

Mi novio dejó de sonreír y sintió como un peso caía sobre su estómago.

—Ya no lo son, y tenemos que tener muy claro eso.—opinó Daila.—Es probable que en algún momento uno de esos zombis sea un niño o incluso alguien que conocíamos.—las declaraciones de la morena fueron demoledoras, por mi mente pasaron la imagen de mis padres y de Ronin convertidos en uno de esos seres y casi pude sentir como mi corazón se encogió.

SILENT || CARL GRIMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora