Ella siempre estaba en silencio, en un mundo donde los gruñidos son la banda sonora, hasta que él la hizo gritar.
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—ENFADADA—
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CARL.
AL DÍA SIGUIENTE todo era tensión y penumbra.
Rick y Abraham se encargaron de enterrar a los fallecidos, mientras el resto de los habitantes de Alejandria estaban decaídos y asustados con los últimos acontecimientos.
Cuando baje a desayunar vi que Carol hacía galletas mientras vigilaba a Judith.
—Buenos días.—dije sin mucho ánimo.
—Hola, Carl.—dijo ella con el mismo tono.
—Si quieres me quedo yo con Judith.—sugerí mientras cogía algo de comer.
—No te preocupes, yo me encargo de ella.—dijo con una sonrisa más dulce.
En ese momento por las escaleras bajaron Logan y Ronin.
—Buenos días.—dijo serio pero con buen ánimo.—¿Quieres desayunar, Ronin?—dijo mientras abría un armario.
Ella asintió.
Yo la miraba muy atento, desde ayer esquivaba mi mirada y tenía la cara más seria de lo normal.
Logan le sirvió el desayuno a Ronin y después de besar su frente y revolver su pelo salió por la puerta.
Carol sacó las galletas del horno y se fue con Judith.
Ronin y yo nos quedamos a solas, ella no levantaba la mirada de su desayuno pero yo la miraba cada pocos segundos.
—¿Que te ocurre?—dije un poco molesto.
Ella me miró, matándome con la mirada y se levantó de mala gana.
—Creia que teníamos la suficiente confianza para que me lo cuentes.—la dije mientras se iba de la cocina.
Suspire frustrado.
***
Pasé por las calles con la esperanza de encontrar algo que hacer, sin mi padre, con Judith a cargo de Carol y Ronin ignorandome no sabia que hacer.
En una de las azoteas de las casa vi a Enid sentada en el borde. Esta chica era una auténtica lunática.
—¡Eh!—llame su atención.—¿Que haces ahí arriba?—dije mirándola desde abajo.
