Ella siempre estaba en silencio, en un mundo donde los gruñidos son la banda sonora, hasta que él la hizo gritar.
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RONIN.
EL DOLOR HABÍA menguado, el dolor de todos había menguado y ahora re separaba tranquilidad y paz.
Me seguía doliendo, eso jamás se iría, pero ahora era soportable, podía vivir con ese dolor.
—¿Enserio es necesario?—escuche la voz de Logan tras de mi.
Frené mis movimientos y solté un suspiro pesado.
Sobre mi cama había dos grandes mochilas, cada una de ellas llenas de con todas nuestras cosas.
Me gire y mire al hombre que había cuidado de mi todos estos años. El hombre que me había salvado tantas veces, quien había dedicado toda su vida a protegerme, desde que mi madre murió.
—Creo que es lo mejor para nosotras.—le dije.
Logan sonrió, tras tantos años juntos en sus ojos había varias arrugas nuevas, su barba tenía unas pocas canas y su pelo estaba más largo.
—¿Pero que voy a hacer yo sin ti?—me pregunto mordiendose el labio.
Parpadeé un par de veces, dejar a Logan era lo más duro de tener que marcharme.
—Tienes a Daryl.—le respondí con una sonrisa, tratando de ocultar el dolor que me provocaba dejarle.
—Pero yo te quiero ti.—dijo acercándose a mi.—Los tres juntos, como siempre. Somos una familia.—los ojos de Logan estaban cristalinos.
Me partía el alma verle así, pero lo hacía por un bien mayor.
—Tengo que irme.—suspiré.—Tengo que irme por Dana, y por mi.—Él ya sabía los motivos pero debía recordármelos a mi misma para no flaquear.
Dana no podía, no soportaba estar cerca de Negan. Tras la caída de los Salvadores y de que Rick perdonará la vida a Negan, los terrores de mi hermana aumentaron. No podía tan siquiera verle por las calles de Alejandría. Todo él la recordaba una época de la que quería escapar. Le recordaba todas las muertes que provocó, todos los asesinatos, a Devyn y toda la crueldad que él hizo crecer en ella. Dana no había estado bien en estos tres años y ya no lo soportaba más.
Por otro lado, yo podía soportarlo, podía soportarlo hasta que no podía. Toda Alejandría estaba llena de recuerdos de él, de Carl. El dolor se hacía más soportable, menos asfixiante, pero seguía ahí. Me golpeaba todos los días cuando despertaba y recordaba que él no estaba, cuando venía a su familia, cuando vea los lugares donde él solía estar y era cruel revivirlo todo.
—Esta bien, pequeña.—dijo al fin Logan y me abrazó con fuerza.
