Ella siempre estaba en silencio, en un mundo donde los gruñidos son la banda sonora, hasta que él la hizo gritar.
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—LA CLAVE—
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CARL.
LOS BRAZOS DE ese chico la rodeaban, la apretaban contra su cuerpo y la acariciaba como tantas veces lo había hecho yo antes. Solo que él la abrazaba para apaciguar el dolor que ella sentía por mí muerte.
Ronin no estaba llorando, no estaba apenas parpadeando y lo único que indicaba que seguía viva era su respiración pausada. Sin embargo Dennis la abrazaba como su ella estuviera teniendo el peor de los llantos.
El castaña la miraba de reojo y trataba de contener sus propias lágrimas y su propio dolor para que no la afectará más a ella.
—¿Cómo lo haces?—preguntó en un susurró la morena.
Ambos adolescentes estaban sentados en las escaleras exteriores de la gran casa de Hilltop, ambos inversos en su mundo, casi sin ser consientes de que una tercera adolescente estaba a su lado: Enid, con las manos apoyadas sobre la frente y cabizbaja. En algún momento fuimos cinco, cinco jóvenes adolescentes que crecieron en un mundo de horror y muerte, ahora sólo quedaban tres.
—¿El que?—respondió Dennis tan bajito como la chica, por miedo a que un ruido más alto la asustara.
—Sobrellevar el dolor.—dijo y su voz temblo un poco.
El chico acarició su espalda y soltó un suspiro pesado tratando de aflojar el nudo que se había instalado en su garganta.
—Solo aprendes a soportarlo, a vivir constantemente con él.—su voz también temblo y cuando cerró los ojos para calmarse una rebelde lagrima escapó y surco todo su rostro.
Él chico finalmente beso la frente de Ronin y ella, aún refugiada en sus brazos, lo agradeció en silencio.
—¿Cómo fue? ¿Qué le pasó?—las preguntas de Enid rompieron el momento entre ambos y se vieron obligados a mirarla.
Enid parecía molesta, confusa, como si no entendiera como era posible esto. Nunca pensé que mi muerte la afectaría tanto.
—Le mordieron.—comenzó Ronin separándose de Dennis.—Carl..—su voz tembló y se vio obligada a coger aire para mantenerse firme, aunque sus ojos ya estaban llorosos.—Carl quería ayudar a un desconocido, y mientras lo hacía le mordieron.—
—¿Tú estabas ahí?—volvió a preguntar con urgencia.
Ronin asintió.
—¿Y no le protegiste?—escupió ahora muy molesta.
Tanto Dennis como Ronin la miraron indignados, y si yo estuviera vivo también lo hubiera hecho.
—¡Yo también estaba matando a los caminantes!, ¿Crees que me quedaría mirando como muerden a Carl?—ahora el dolor de Ronin se volvió ira y la escupió sin compasión hacia la chica castaña.
