Relatos diarios

¿y el amor?

Se pinta los labios de rosa antes de salir. Regresa con el pintalabios rojo esparcido. 

Cada día habla en reuniones, sonríe sin sentirlo y canta junto al sol. Cada día que pasa siente que la vida va a menos. Que ella misma es menos. 

Todos a su alrededor la admiran y ella con sonrisas vacías les saca importancia. Su alrededor piensa que es trabajadora y genial. Ella eso le sabe a poco. Solo cree que son exageraciones. 

Por las noches, es realmente ella. Se viste de negro y se pinta los ojos como le apetece. No está regida con un traje y una falda de tubo. Por las noches la corbata la hace servir como cinturon y la camisa se convierte un jersey ancho con transparencias. Su minifalda tejana adorna su cadera y unas plataformas lo hacen con sus pies. Se ve bien con su pelo suelto, asi que por la noche se saca el apretado moño que mantiene de día. 

Por las noches ella va por los bares del estado, por las playas del estado. Buscando diversión, sin pensar en el amor. 

Nunca se ha interesado por esos temas, nunca ha sentido que sea su destino. No ama su trabajo, no ama su vida, no ama a nadie. 

Pero una noche está hablando con alguien frente a la luna. Los mejores filosofos son borrachos, dicen. Y se empieza a reír. Y divagan. Divagan tanto que van de temas como la eternidad hasta el fín. Son optimistas, pesimistas, centralistas, anarquistas. Esa noche son tanto el todo como la nada. Hasta que en un punto el borracho la mira. 

- ¿Y el amor?

Ante esa pregunta ella huye. 

- Es como tu y como, el todo y la nada. La luna y el sol. ¿Que es la locura para ti?

Y hablan sobre la locura. Y sobre el espacio y el oxigeno y la lluvia cuando caen las primeras gotas. Y hablan una noche, y otra. Y la siguiente. 

Cada noche hablan en la playa, follan sin sentir y fuman junto a la luna. Cada noche que pasa siente que son dos. Que ella misma, está dividida.

Se quita el pintalabios rojo esparcido. Y se pinta los labios de rosa.

Y un día, vuelve a huir.