Prado (30/01/24)

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Nos miramos a los ojos. Estamos en un prado, ninguno de los dos quería encontrarse con el otro. Pero aquí estamos, dando paso tras paso, como si fuesemos dos imanes. No nos repelemos, hacemos ver que sí, pero cada vez que huímos, nos juntamos cada vez más. Hasta que nos encontramos cara a cara. Allí me sostiene la mano derecha. Las miro fijandome pensando en el contraste que supone. Soy albina, y él moreno. Tiene las manos mucho más grandes que yo, que parecen de una niña en comparación. 

Con su otra mano, alza mi cabeza desde la barbilla, hasta el punto que no puedo evitar ver sus oscuros ojos. No sé porque estoy emocionada, esto no debería de ser correcto. Intento apartarse y huir. Huir como siempre he hecho, porque no puedo soportar estar junto a él. Pero a su vez, tampoco soporto estar sin él. 

- Temerle a la vida, pero huir de la muerte. ¿Qué sentido tiene esto?  -me susurra acercandose más hacia mi. 

A cada paso hacia atrás que hago, él lo dá hacia delante. No sé que contestarle, abro los labios para poder respirar, pero enseguida los cierro para tragar. 

- ¿Porqué? -suelto, con un suspiro de aire. Lo hago tan suave que tengo miedo de que no haya escuchado. 

- ¿Porqué te quiero me preguntas? No sabes lo bonita que eres, no eres perfecta, pero lo eres lo suficiente como para que me enamore de ti de una forma obsesiva. Porque si lo fueses un poco más, nadie te querría por como lo destilarías. 

Yo intento asentir, pero tengo la mente nublada. Nadie está por aquí cerca, nadie sabe que estamos aquí. No hay ninguna amiga para poder escaquearme. Y joder, como lo odio. Pero joder, no sé como aguanto sin quererlo. 

Relatos diariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora