Distancia (22/2/24)

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Vivir en un desbán. La luz de la ventana siempre hace brillar la sala. Sala donde en el centro tiene una cama y el techo, de pizarra, está inclinado para la nieve y las lluvias. Por ello, las estanterías de las paredes son bajas y aunque la habitación sea ancha, hay una butaca, dos sillas plegables y una mesa algo baja. Pero todo está desordenado. Un violín apoyado en una estanteria, la cama desecha, ropa por el suelo y hojas llenas de bocetos que hace. Por el suelo, en una esquina hay un tocadiscos sonando. La estancia parece un poco lúgubre. 

El tiempo pasa hasta que una mujer entra a la sala por la ventana. Tiene una pipa en su mano que todavía está apagando. La chica parece demasiado bonita como para estar allí, con unos rizos pelirrojos y una pecas sutiles. Tiene un movil en la mano, en medio de una llamada con alguien. 

- Igualmente, esto está muy bien. Siempre hay luz y puedes ir al tejado. Ya llevo viviendo aquí desde hace medio año y ni molesto a los vecinos tocando el violín. 

- Tienes que reconocer, Circe, que eso de subir 12 pisos no es lo más factible. 

- Puedes ir en ascensor hasta el 11, y solo tienes que subir las escaleras de uno. Hay dos y asi nunca se estropean. Vente un fin de semana, Dédalo. Te prometo que te levantarás con el sol en los ojos y podrás ver el anochecer. 

Ambos miran por una ventana, aumentando la expectación sobre la respuesta del chico. Alargando el hecho de que, una vive en Canadá y el otro, en Italia. El chico nervioso, corta la llamada. No quería decirle que no a ella. 

Relatos diariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora