Fuera de Erálea (14/11/23)

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El niño de 13 años llora en medio del bosque. No sabe que hacer, está perdido. No sabe como ir a casa, su casa es la ciudad y ahora no se siente en casa. No tiene la protección de sus padres, ni de los muros de cemento. El gris tan inhumano y artificial para él es lo único que conoce como "casa" y "hogar". El niño no sabe ni lo que es una hogera, ni sentir el calor de fuego en sus manos. Para él, ese calor proviene del blanco de un radiador. Ese niño, no conoce los huertos, piensa que la fruta y la verdura proviene de las industrias. No ha visto el mar, sino que cree que las ciudades pueden tener la suerte de estar junto a ella, pero que han tenido que hacer un pacto con entes malignos y que por eso hay tan pocas ciudades que las tengan.

Como los gobiernos quieren proteger los bosques y la naturaleza las carreteras entre ciudades son en el subsuelo, haciendo que en la superfície haya menos contaminantes. Por eso, ese niño no sabía que estaba rodeado de árboles. Ni que animales están por allí porque solo conoce los de granja como filetes y los domésticos por sus amigos. Todo esto le es raro, extraño y horrible. Casi bárbaro. Le gustaba ver películas, y cada vez que veía esas cosas con corteza y hojas le daba miedo ya que pensaba que le veían.

Lo que pasa es que ese niño tenía curiosidad de saber que hay más allá de los muros de protección de la ciudad Erálea. Ese niño quería saber que tan peligroso era el mundo clandestino, que tan bárbaro llegaba a ser. Y cuando caminando inseguro vío unas carabanas se escondío rápidamente. En Erálea asustaban a los niños pequeños con que ellos les secuestrarían sí hacían trastadas. Él temblando por esos vehículos que ni nombre sabía que tenían salen dos personas vestida con colores llamativos y risas. Al chico le extraño escucharlas. En las ciudades solo estaban permitidas para las parejas. Y en la intimidad. ¿Porque él no se podía reir así fuera de su casa?

Estuvo varias horas vigilándolos para saber si acercarse a ellos o no. Vestían peculiar a él, que segun su crterio era algo informal. Llevaba una camiseta blanca impoluta con unos pantalones beige anchos de vestir y un cárdigan. Ellos, un hombre y una mujer, el primero llevaba un crop top apegado al cuerpo negro gastado, casi gris, donde había incluso partes traslúcidas y un pantalon corto naranja fosforito de deporte con unas botas verdes militar que le llegaba hasta media pantorrilla y una corona de flores en la cabeza. En cambio la segunda llevaba un top de irantes apegado marrón que solo llegaba a tapar el pecho con una chaqueta ancha de manga corta de color verde. En el torso superior adornaban un montón de collares color plata y una corbata roja. En la parte inferior llevaba un pantalon corto hasta las rodillas con bolsillos extras de color verde. Se le ajustaba casi a la cadera, y se le veía parte de la ropa interior, un bóxer supone el niño. Y como el chico, tambien llevaba esas botas y esas flores en la cabeza. La chica llevaba algo delgado y cilíndrico que se ponía en la boca y sacaba humo del final y en cambio el chico llevaba una botella de algo que compartían y los hacían reir con frecuencia. Esos dos individuos se sentaron en un tronco enfrente de una hoguera y allí pasaron las horas. 

Cuando anochecío esos dos encendieron un fuego y comieron algo. El chico en cambio tenía hambre y con un poco de confianza fue hacia esos dos. 

- Perdonad señores... Me he perdido y no tengo como regresar, ¿me pueden decir dónde estamos?

Los dos jovenes se miran y ríen un poco.

- Estás en medio de la nada -dice el hombre- ¿eres de Erálea? Todos los de allí hablan muy formalmente. 

- ¿Otro pequeño se ha cansado de las normas absurdas de esa ciudad? Ven, que te daremos de comer. Tranquilo la mayoría de nomadas son pacíficos, almenos nosotros te acojeremos. 

Con dudas fuí más hacia ellos.

- ¿Con vosotros podré reir? -dice el pequeño con miedo.

- ¡Claro que sí! -dice la chica riendose- Jarrod y yo nos aseguraremos de eso pequeño.

Y con esa aceptación me siento al lado de ella para sin quererlo, empezar a ser libre.

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