Arder (01/03/24)

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Nos miramos a los ojos, nosotros dos, tan cercanos, tan vívidos. Nos emocionamos tanto la primera vez que nos vimos así, que vimos nuestras almas desnudas, nuestras mentes claras. Como nos enamoramos tanto en tan poco tiempo es algo que nunca comprenderé. Pero esas semanas nos quemamos, vivimos, sentimos. No morimos porque eso es la ausencia de nuestro amor. Y luego, paramos. Corrimos tanto que nos detuvimos sin aire, cansados, quemados. Ese infierno disfrazado de cielo que fue nuestro amor. Quemamos como una llama, ardimos. Nuestra felicidad es dichosa, pero momentánea. Solo buscamos un entretenimiento donde ambos estamos comformes. Parece que nuestras vidas sean hábiles encontrandonos. 

Después nos separamos y se lo cuento a mis amigos y ella, a los suyos. Ya no ardemos, ya no quemamos, pero luego nos volvemos a ver. Mirándonos a los ojos, tan cercanos de nuevo, de repente. Jugamos con fuegos, nos quemamos, lo difrutamos y nos buscamos de nuevo. 

- ¿Te gustó? -me pregunta, íntimamente. 

- ¿Te cuentó un secreto? -bajo el volumen acercandome a ella-. Me gustó arder. 


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