Enero, obviamente (01/01/24)

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Los dos chicos se encuentran solos en la sala. O eso es lo que creen. Uno le toca su pelo rubio de la nuca. El otro, se ríe por las cosquillas que le hace su tacto. Ambos van borrachos en esa fiesta. Un poco, puede que bastante, contentos. Tienen sus vasos reutilizables casi consumidos. 

- ¿Y si jugamos a las preguntas? 

Dice el pelinegro. Con ojos oscuros, el rubio no era capaz de adivinar como iba. Pero sus actos jugetones y sus risas indicaban que mal. El pelinegro no pensaba que ese pijo le iba atraer tanto. Con su polo Lacoste y sus pantalones de pitillo. Pero él, guitarrista nato, era lo contrario a sus padres conservadores donde un poco más y van a rezar a Felipe VI. Y después está el pelinegro, haciendose delineados difuminados sabe de arte. Pinta murales y patina. El infarto de los padres del contrario, completamente.

- Sí, claro. A mi no me importa. ¿Empiezo yo?

Lo dice un tanto tímido. "Tan adorable" piensa el artista. Asiente animandolo a seguir mientras sonríe. 

- Pues... ¿Cuál es tu color favorito?

Pregunta el guitarrista. Pero le mira a los ojos y allí ninguno de los dos sabe que decir. El otro no sabe ni que ha preguntado. A los segundos, al ver que no responde, el que pregunta frunce el ceño. Pero el otro contesta rápido. 

- Enero, obviamente. Pero ahora me toca a mí. ¿Te puedo besar?

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