Un par de tazas de café cada día. Lo pido en una cafatería cada mañana. En esa pequeña cafetería lo vierten en una tazas bonitas llenas de flores y yo, sin compañía dejo una en frente de la otra. Siempre pido que no las quiten hasta que venga un hombre a beberse la otra taza y cuando viniese, que me lo dijesen. Ellas siempre asienten dubitativas, pero nunca me decian que le habían visto.
- ¿Porqué lo hace? -me dice una trabajadora una mañana.
- Tengo la esperanza de que un día venga. Pero no sé cuando lo hará o siquiera si alguna vez lo hará.
Ella asiente satisfecha mientras me hace el café como cada día. Sonrío y ella no hace igual de forma cordial. A la mañan siguiente la misma mujer sonriendo me dice.
- ¿Hoy uno? Ayer vino un señor con traje y se bebió el café. ¿Ha podido contactar con el?
Yo le sonrío y río un poco. Pobre mujer que se emociona por eso.
- Entonces no me ponga nada, fue un placer.
Salgo y me dirijo al centro de Madrid. Voy con un coche y me encuentro al hombre que ayer se bebió el café junto a otro hombre en el suelo. El rey está muerto.
- ¡Sube! Antes de que lo vean.
El hombre sin rechistar va hacia mi y nos vamos del lugar. La gente se acumula en la zona. "El Rey ha caído" dicen los titulares la mañana siguiente.
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Relatos diarios
Short StoryEsto no es más que relatos, cada parte no tiene más que eso, una parte. Cada parte es un mundo diferente, de temática diferente. Está iniciado el septiembre de 2023 y acabado ese mismo mes de un año más tarde, el 2024. Son relatos de los 17 años, de...