• Campos •
Lo primero que notas cuando conoces a Joselyn Solís es que ella es pequeña, muy pequeña. Lo digo en serio. Si por alguna razón necesito a alguien que podía entrar en un montacargas, podría ir directamente hacia Joss. Al ser tan corta y pequeña, de forma automática la gente la subestimaba, por que Joss era muy buena en el campo de fútbol, teniendo en cuenta que tenía la fuerza de alguien que no debería medir solo 1.45.
Peor por desgracia, no era tan bueno para mi cuando me arrastro a través de la puerta de la casa de fraternidad, en pleno auge con la música sonando fuerte.
-No quiero estar aquí -me queje a pesar de que yo estaba luchando en una pelea que acabaría perdiendo-. ¿Podemos simplemente pasar el rato en la casa de Angie para que pueda acariciar a su gato?
Joss entrelazó su brazo con el mío y me condujo a través de la casa-. ¿Por qué tienes que ser tan difícil todo el tiempo? Solo lo dices por que sabes que esos chicos estarán aquí.
-No es por ellos específicamente. Solo.... Uno de ellos.
Ella arqueó una ceja hacia mi-. ¿Ah si? ¿Y eso por qué?
La ignoré y miré al rededor de la habitación, con mis ojos buscando al chico alto de cabello corto de mis malditas pesadillas. Quería responderle, pero no tenía ninguna razón para que no me caiga bien Emilio. Puede ser que tenga que ver con la razón de que no me dio reconocimiento alguno cuando su entrenador me presentó, o por el hecho de que sus ojos parecían entrecerrarse de forma automática en irritación cada vez que me miraba, o tal vez por qué su única motivación de venir a la fiesta era por molestarme.
En realidad, los que parecían buenas razones por qué me disgustaba, pero no era capaz de sacarlos de mi boca para decírselos.
-Es el chico alto de ojos cafés y tatuajes -termine diciéndole cuando hicimos nuestro camino hacia la cocina. Joss tomó dos vasos rojos vacíos y me dio uno. Miré el vaso en mi mano, debatiendo si debería tener alguna. Después del día que tuve, me merecía una bebida. Pero la rechacé sin embargo-. Es súper arrogante y se cree superior a los demás -continué-. O al menos eso es lo que obtengo de él cuando nos encontramos.
Yo ya le había dicho al equipo quienes eran los chicos, que eran un equipo de fútbol en Monterrey y que el entrenador Medina los trajo a Cancún para vernos jugar. Estuvieron de acuerdo en que era extraño solo volar para estar aquí.
-Bueno -dijo Joss, tomando un trago de su cerveza y la puso de nuevo en el mostrador-. El de cabello negro es muy lindo. Y esta justo ahí, así que si no te importa, iré a hablar con el.
-¿Ellos están aquí? -. Pregunté, con pánico creciente. Pensé que podía escaparme antes de que llegaran. Estaba tan desesperada por salir que hasta iría por la ventana del baño de arriba y escalaría el techo si es necesario. Pero al parecer ya no tengo esa opción, ya era tarde.
-Si -Joss sonrió y comenzó a hacer su camino a través de la puerta de la cocina. Unos pasos más allá vi el chico de cabello negro observándola con una sonrisa -. Y para que conste, el estaba en el comedor. Sus ojos nunca te abandonaron una vez que entramos por la puerta principal. -bromeó antes de desaparecer con el chico.
Una canción pop movida estaba soñando por toda la casa. La noche era aún joven, pero mientras caminada de una habitación a otra (evitando deliberadamente el comedor) la gente estaba en el sofá, escuchando la música de una forma nada decente. Las fiestas de la Universidad nunca me divertían, pero el ambiente era simplemente tan ligero y nada parecía importar en ese mismo momento.
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Teoría del Juego
Teen Fiction"No se permiten relaciones o serán expulsados definidamente del equipo" Casandra Campos, una atrevida idealista y feminista que solo quiere entrar al equipo de sus sueños. Por eso cuando se le presenta la oportunidad de salir de su ciudad natal par...