Campos
Esas palabras fueron suficientes para salir del shock en el que me encontraba y llorar.
Emilio ni siquiera dudó mientras se sentaba a mi lado y me atraía hacia su pecho. Instantáneamente enterré mi cabeza en su cuello y sollocé, agarrando su camisa como si mi vida dependiera de eso.
Tenia razón, Emilio era la ultima persona con la que quería hablar sobre esto, pero él estaba ahí. Y a él le importaba. Si no lo fuera así, no se habría molestado en venir a ver donde estaba, y mucho menos quedarse para consolarme, sin importar cuán fuera su zona de confort estuviera ser tierno. Especialmente conmigo.
Lloré como si me estuvieran destrozando de adentro hacia afuera. El dolor emocional fluyó por todos mis poros. El mundo entero había desaparecido a mi alrededor, ahora solo había dolor suficiente para quebrarme. No debería sentirme así, no por su culpa. Él no merecía mis lágrimas, pero yo estaba mas allá de toda la razón, mas allá de todos los métodos naturales para calmarme.
La sensación de los brazos de Emilio alrededor de mí era agradable, fuerte y protectora. Estaba metida debajo de su barbilla y aferrándome a su camisa en medio de una bola de sollozos.
Estaba débil y me mato que Emilio me viera de esa manera. Trabajé duro para ser la mujer liberada y vigorosa que juega con hombres en un equipo de futbol. Trabajé duro para conseguir ese caparazón duro y ser dura, y todo lo que hizo falta que se rompiera fue que un chico estúpido de mi pasado me cortejara de nuevo.
Pero no fui la única que rompió su reputación esta noche. El chico que había venido a buscarme tampoco era su versión irritable y egoísta, y no pude evitar pensar que había descubierto otro lado de Emilio Lara, otro lado de los dados.
Nunca vi su cara cuando me encontró contra la pared, pero pude escuchar la preocupación en su voz; el pánico, la incertidumbre. El era el antiguo Emilio cuando golpeaba a mi puerta y escupía malas palabras para que lo dejara entrar. Se mantuvo con ese exterior duro hasta el momento en que entró en la habitacion.
Porque tenia miedo, me di cuenta.
-¿Cómo te sientes? -Emilio preguntó una vez que mi feo llanto se calmó hasta convertirse en sollozos.
-Yo... um... -dijo con voz ronca. Pensé en una palabra para describir cómo me estaba yendo, pero ni siquiera estaba segura de que existiera una palabra así.
-¿Me puedes decir que es lo que paso? -preguntó. Su pecho vibró cuando habló y sentí su brazo rodear mi espalda baja-. ¿Te lastimó? Porque si lo hizo, necesitas decírselo a alguien.
Cerré los ojos, pero no me molesté en alejarme de él. No estaba segura de querer ver su cara cuando se lo dije, cuando le confiese que todo fue culpa mía.
-Él no me hizo daño -comencé con un sollozo-. No físicamente, de todos modos.
Los dedos de Emilio comenzaron a moverse arriba y abajo por mi espalda con dulzura. Estaba sentada entre sus piernas, con las rodillas levantadas y enjaulándome contra su pecho. Con un suspiro, solté su camisa y dejé caer mis manos hasta su cintura.
-Su nombre es Brandon -dije suavemente-. Él era el tipo con el que yo... estaba saliendo en Cancún. Él tiene una manera de, uh, hipnotizarme haciéndome creer que realmente le importo, como decir todas las cosas correctas en el momento correcto, y luego... me usaba. Para sexo. Luego me echaba hasta que necesitara otra vez de mí.
Emilio levanto la mano y seco una lagrima de mi mejilla. El simple toque envió una ola de mariposas recorriendo mis venas, su aleteo alivió el temor que se había instalado dentro mí.
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Teoría del Juego
Teen Fiction"No se permiten relaciones o serán expulsados definidamente del equipo" Casandra Campos, una atrevida idealista y feminista que solo quiere entrar al equipo de sus sueños. Por eso cuando se le presenta la oportunidad de salir de su ciudad natal par...