º Lara º
Era lunes a la mañana siguiente y estaba completamente despierto.
En las mañanas de los días más importantes, llenos de pruebas que requerían calzado deportivo y conversaciones asfixiantes, era más difícil despertarme. Pero hoy fue diferente.
Las persianas de la ventana estaban cerradas, pero el sol seguía entrando y cegándome.
Miré a través de la habitación sin moverme y vi que Jhoel todavía no había regresado a casa de la fogata, su cama todavía estaba hecha un desastre de mantas de cuando salió de ella la mañana anterior.
Nuestro cuarto es como seria el cuarto de cualquier universitario más. Había un tablero de corcho al lado de mi cama con un clavado en él, que mostraba el mes de agosto con mi horario de clases y cuando debería estudiar, si alguna vez estudiara. Tenía mi pequeña colección de gorras colgadas en la pared y algunas señales de tráfico que había robado en mi adolescencia. Mi escritorio estaba abarrotado de mis tareas y papeles sueltos, así como una torre de rascacielos de libros de texto por los que pague un ojo de la cara y que ni siquiera uso. Había un mini refrigerador en la esquina de la habitación lleno de refrescos, cerveza, etc.
Luego estaba toda la mierda de Jhoel de su lado. Cosas, desde comics hasta esta manta vieja y andrajosa con la que duerme, una horrible variedad de colonias y basura al azar que insiste en conservar como un cartel de Sports Illustrated con una mujer casi desnuda posando en una playa clavada en la pared y un sillón puf azul marino. Eso huele a orina de gato.
Después de cinco minutos de estar acostada en la cama y tratando de volver a dormir, gemí de frustración por que lo encontré inútil.
Cuando cambié de posición, sentí algo en la parte superior de mi cuerpo. Miré hacia abajo y vi una mano en mi pecho, envuelta alrededor de mi torso sin apretar. Lo agarre y lo arroje lejos de mí, odiando el tacto suave en mi piel.
Me senté y frote los ojos. El cuerpo dormido a mi lado se agito y se acurruco antes de quedarse quieto nuevamente. No podía recordar su nombre. Ni siquiera podía recordar si ella me lo dijo. Pero no importaba, era irrelevante.
Me encontré con ella en el vestíbulo después de dejar a Casandra en su cuarto. Estaba bastante seguro de que solo intercambiamos dos palabras antes de enfrentarnos. Realmente no recordaba haber regresado a mi habitación, pero no me sorprendió. Mi habitación era donde siempre terminaba con una chica.
En ese momento mi computadora portátil sonó y me puse mis boxers de la noche anterior, me levante de la cama y camino hacia ella. Era una solicitud para charlar por Skype con mi hermano, así que, naturalmente, presiona ignorar. De ninguna manera iba a hablar con el tan temprano.
Me quede con la resaca más grande que he tenido en años, excepto la última vez que fue por demasiado alcohol. Esta vez... esta vez tenia algo que ver con Casandra Campos.
No sabia porque, pero a veces ella podría darme las mayores molestias. Toda la noche anterior, después de dejarla, seguí pensando en cuando ella huyo del fuego como si hubiera visto un fantasma.
Una voz suave habló a través de la habitación silenciosa, sacándome de mis pensamientos.
-¿Regresas a la cama? -pregunto con una sonrisa soñolienta en los labios. Envolvió la sabana alrededor de su cuerpo desnudo y se apoyó en un codo. Su cabello rubio era un desastre y sus ojos marrones miraban a los míos, casi suplicándome que le hiciera compañía debajo de las sábanas.
Antes de que pudiera responder la puerta se abrió y Jhoel entro tambaleándose, cerrando la puerta detrás de él, lo suficientemente fuerte como para que estuviera seguro de que las personas de al lado pudieran escuchar.
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Teoría del Juego
Teen Fiction"No se permiten relaciones o serán expulsados definidamente del equipo" Casandra Campos, una atrevida idealista y feminista que solo quiere entrar al equipo de sus sueños. Por eso cuando se le presenta la oportunidad de salir de su ciudad natal par...