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º Campos º



Era el día del partido.

Las practicas de esa semana fueron agotadoras. El entrenador nos empujó y empujó a trabajar muy duro durante la semana debido a nuestro juego. Nunca pensé que me habían dolido tanto las piernas. Nos hizo jugar y realizar ejercicios durante horas todos los días hasta que finalmente llego el momento. El gran partido esta ahora a menos de cinco horas de distancia.

Sin embargo, era extraño por culpa de Emilio. Hizo lo que se suponía que debía hacer, pasar le balón cuando era necesario y solo hablaba conmigo si era necesario. Apenas me miro, incluso cuando me hablaba directamente. Se aseguro de mantener la distancia como había dicho que haría, eso era seguro.

No me gustó. Para nada.

Me di cuenta de que mi juego había caído debido a su cambio de actitud hacia mí, pero afortunadamente el entrenador y todo los demás no lo vieron. No sabia que era, pero esa chispa que siempre sentía cuando estaba en el campo simplemente no se encendió esa semana.

Eso era mentira, sabia porque, solo esperaba estar equivocada.

Me alimente de la mirada atenta de Emilio, de su mirada irritada que me daba tanta alegría al saber que todavía no me quería al cien por ciento en el equipo. Me alimenté de ello y jugué duro solo para demostrarle que tenia razón, le iba a quitar el protagonismo. Pero esta vez no obtenía nada de el y eso me inquietaba.

Estaba sentada en el vestuario poniéndome las espinilleras, preparándome para hacer algunos ejercicios antes de que el equipo contrario se uniera a nosotros. El vestuario estaba solitario. Me di cuenta de que muchas de las chicas no querían tener nada que ver con el futbol, o con deportes. Fue realmente triste este gran vestidor solo para... mi.

Rápidamente me ate los tacos y agarre mi botella de agua antes de Sali y unirme a mi equipo en la cancha. El entrenador nos hizo correr por el campo un par de veces para calentar. Luego nos hizo pasar el balón de un lado a otro con un compañero y luego hizo que alguien se parara en la portería mientras todos los demás le pateaban el balón.

-¡Cas! -escuche a alguien gritar mientras esperaba mi turno para patear el balón en la portería. Mire a mi alrededor buscando de donde venia la voz y vi a Joss corriendo hacia mi, Emily, Marlen y la entrenadora Sosa siguiéndola.

-¡Joss! -grite mientras abandonaba el balón y comenzaba a correr hacia ella.

Chocamos a media camino y nos abrazamos. Joss tenía mucha más fuerza, así que no importo cuanto intente mantenernos erguidas, su fuerza fue demasiado grande y nos arrojó hacia atrás sobre el césped, haciéndonos estallar de risas.

-¡No puede creer que estes aquí! -dije abrazándola con fuerza-. Te he extrañado mucho.

Joss se sentó, con una enorme sonrisa en su rostro-. ¡Yo tampoco puedo creer que este aquí! ¡Monterrey no esta tan mal!

Antes de que pudiera responder, una sombre cayo en cascada sobre nosotros y ambos miramos hacia arriba para ver a Jonathan mirando hacia abajo con una sonrisa tímida. Joss rápidamente se quito el cabello rubio de la cara y se arreglo la camiseta blanca que llevaba. Jonathan extendió una mano para ayudarla a levantarse y ella la tomo con gracia. Me levante detrás de ella.

-Hola -dijo Joss tímidamente mientras lo miraba. Joselyn era muchas cosas, ser tímida no era una de ellas, y sabia que solo Jonathan podía desarrollar ese rasgo.

-Bueno, esta fue una reunión muy emotiva, y puedo agregar dolorosa de ver -escuche a Emilio decir detrás de mi. Me giré y lo vi allí de pie con su camiseta azul y su rodillera negra asomándose por debajo de sus shorts. Tenia los brazos cruzados sobre el pecho con molestia-. Pero tenemos quizás diez minutos antes de que llegue el otro equipo y todavía tenemos que practicar todo lo que podamos.

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