Campos
Sentí como si acabara de beber dos litros de energizante y corriera 10 km antes de recibir patadas en la parte inferior del abdomen varias veces.
Mis compañeros estaban en el campo, estirándose y pasándose el balón de un lado a otro mientras esperaban que llegara el entrenador, mientras yo yacía de espaldas en el césped, agarrándome el estomago como si fuera a explotar en cualquier momento.
En lo que respecta a los períodos, tengo los peores cólicos. Hay veces que me pone tan mal que vomito e incluso me desmayo, lo último muy rara vez. Hoy estaba muerta. Prefiero lamer el iPad de una tienda de Apple, cubierto de huellas de mil clientes anteriores, que sufrir este infierno.
Aun no ha comenzado. Los cólicos siempre son lo primero y luego comienza la semana de sangrona.
Para aumentar mi dolor, también me moria de hambre. El antojo de quedo pareció apoderarse de mis pensamientos y el entrenamiento de futbol que tenia era lo ultimo en lo que pensaba.
Rodándome de lado, observe le campo mientras el equipo se estiraba.
Casi como un hechizo, mis ojos se posaron en Emilio. Llevaba una camisa azul celeste con su apellido escrito en letras blancas y negritas en la espalda junto con su numero 33. Su torso era lindo, tan delgado y musculoso. Y sus manos, Dios, sus manos parecían tan pecaminosas con las vaneas saliendo y sus dedos gruesos.
Cerré los ojos y gemí. ¿Por qué carajos estaba tan caliente de repente?
Cerrar los ojos lo empeoró. Era masa fácil imaginar lo que esas manos podrían hacer sin que el mundo se moviera a mi alrededor. Prácticamente podía sentir sus dedos callosos recorriendo mis piernas, y se me erizaba la piel por el contacto imaginario. Pensé en nuestro primer beso en el pasillo, en cómo sentí mis manos a través de su cabello y el toque de sus labios contra mi cuello. Me imagine como se sentirían en otro lugar y cómo me llamaría...
-Princesa.
Mis ojos se abrieron de golpe, solo para que se cerraran nuevamente por el brillo del sol arriba. Gemí por una razón completamente diferente cuando mi cabeza comenzó a palpitar por un futuro dolor de cabeza.
-¿Estas bien?
Lentamente, abrí un ojo, lo suficiente para ver una figura inclinada sobre mí, el sol brillando detrás de él. Ahora ver a Emilio me enojó. Todavía estaba realmente enojada con él por golpear a ese tipo Leandro en la cara por mí, y verlo solo me lo recordó y me enojó más.
-¿Por qué me llamas princesa? -le pregunté, sentándome-. Es tonto y degradante.
-Es solo un apodo.
-No, no lo es -argumenté-. Hay un porcentaje de contexto dentro del termino que se refiere a un significado lleno de ego.
Emilio abro la boca para responder, pero en ese momento una nueva ola de dolor se retorció en mi abdomen y me doblé con un gemido. Las nauseas lentamente subieron por mi estomago y cerraron mi garganta, y lentamente me tumbé en el pasto nuevamente de que pudiera pasar algo.
-Mierda, Casandra -dijo Emilio, inclinándose sobre sus rodillas para verme mas de cerca-. Realmente no te ves nada bien. Estas muy pálida.
Con los ojos cerrados dije-. No, estoy bien.
-A la mierda eso. ¿Qué tienes? ¿Son cólicos?
Mis ojos se abrieron de golpe por segunda vez en un lapso de cinco minutos y miré al chico que se cernía sobre mi comodidad, y tal vez me hubiera sorprendido un poco que me preguntara algo así. Por lo general, los chicos bailan sobre el tema de la menstruación, pero Emilio lo mencionó como si fuera el clima.
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Teoría del Juego
أدب المراهقين"No se permiten relaciones o serán expulsados definidamente del equipo" Casandra Campos, una atrevida idealista y feminista que solo quiere entrar al equipo de sus sueños. Por eso cuando se le presenta la oportunidad de salir de su ciudad natal par...