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Campos •

La habitacion necesitaba mucho trabajo. Disfrutaba del color como cualquier otra chica, pero jamás fui de tener desordenado mis lugares. Y este nuevo dormitorio es todo lo contrario.

-Esta es tu cama -dijo Caro, caminando por la habitacion y acariciando a la cama que estaba junto a la ventana. Tenía un edredón azul marino y algunas almohadas a juego, parecía ser lo único en la habitacion que no era brillante-. Y ese es tu escritorio -continuo, señalando la superficie de madera en la esquina al lado de los pies de la cama.

Agarré mi maleta, la deje sobre el edredón y me senté junto a ella. La cama era más suave de lo que esperaba, lo cual no decía mucho porque tenía pocas expectativas... pero, aun así.

Punto 1 para Monterrey.

-Puedes agregar o cambiar lo que quieras a tu lado de la habitacion. Ya había cosas allí antes de que yo llegara -se acercó, agarro mis otras dos bolsas y las dejo en la cama-. Pero puedes quedarte con el edredón y las almohadas. Vienen con la cama.

-Que bien -dije, pensando en mi lista de cosas que era absolutamente necesario traer a Monterrey, y el edredón no era una de ellas-. Me alegro de tener algo hasta que pueda salir y comprar lo que quiero.

Carolina sonrió, mostrándome sus dientes blancos. Parecía una chica dulce y estaba feliz de tenerla a ella y no a esa otra chica que estaba en la habitacion como mi compañera de cuarto. Caro era alta, un poco mas alta que yo, con cabello rubio platino, algo corto. Sus ojos eran del color de agua salada, azules con un poco de verde.

-Si quieres puedo mostrarte la ciudad -ofreció Caro-. Se donde están las mejores ofertas.

-Eso sería genial, gracias -dije honestamente con una sonrisa.

-Hola Caro -interrumpió la otra rubia. Estaba parada en la puerta con su feo vestido rosa-. Me voy a ir. Hablare contigo mañana.

-Ohhh -bromeo Carolina-. Pasaras la noche con Emilio, ¿no?

La niña abrió la boca para responder, pero cuando me miro por encima del hombro de Carolina, pareció cambiar de opinión y dijo-. Por supuesto -con la sonrisa más malvada que jamás había visto.

Y luego salió de la habitacion tan rápidamente como había aparecido, con Caro gritándole-. ¡Usa protección!

La imagen de la chica colgando del brazo de Emilio mientras caminaban por el pasillo jugó en mi cabeza y no pude evitar pensar que estaba tratando de hacerme saber que Emilio era suyo y de nadie más, marcando su territorio, por así decirlo. Pero la broma era para ella porque a mí no me importaba en lo más mínimo sus vidas sexuales... o sus vidas en general.

-Te va a encantar estar aquí -continuo Caro donde lo dejo. Se sentó en su escritorio y dijo-. Justo el otro día alguien intento cocinar una pizza de plata hondo con un secador de pelo. Se activaron las alarmas de humo y todo.

Me reí-. ¿Hablas enserio? ¿Funcionó?

-Oh, si -sonrió y señalo su pequeño bote de basura en la esquina de la habitacion. Sobresaliendo la parte superior de la basura había una caja de pizza de plato hondo-. Y estaba deliciosa.

Las travesuras en los dormitorios seguramente mantendrán las cosas interesantes. Punto 2 para Monterrey.

Me agache y saque algo cómodo para llevar a la cama junto con una toalla y una bolsa de artículos de tocador de mi maleta-. Creo que voy a darme una ducha y dormir. ¿Dónde están los baños?

Teoría del JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora