º Campos º
-Aquí esta su cuenta -dije con una sonrisa genuina mientras deslizaba la pequeña carpeta de cuero sobre la mesa ocupada por una pareja. Me moví a la mesa de al lado y puse cuatro menús brillantes para cada persona sentada en la mesa-. Regresaré en seguida para tomar su pedido -les dije mientras continuaba mi camino hacia la mesa ocho, a solo unos metros de distancia-. Su comida estará lista enseguida -les aseguré.
Regresé al frente de la barra hacia la pequeña ventana que separaba la cocina y la barra para agarrar los múltiples platos llenos de comida que se estaban acumulando en la repisa.
-¿Cómo lo haces? -pregunto Joani mientras comenzaba a recoger el pedido grande en mis manos-. Quiero decir, solo tienes dos brazos y aun así logras equilibrar cinco platos.
Me encogí de hombros, me alejé, volví a la mesa ocho y comencé a repartir la comida.
Joani me había recordado que había un puesto de camarera disponible en The Courtyard Bar y, por capricho, presenté mi solicitud. Necesitaba conseguir algo de dinero si quería sobrevivir con algo que no fueran comidas rápidas e instantáneas.
Los días se habían convertido en semanas y lo siguiente que supe es que ya era octubre. Habían pasado dos semanas desde que Emilio me sorprendió en su habitacion revisando sus cosas. Durante esas dos semanas había hablado muy poco con él. Y también había hablado muy poco sobre él.
No debería decir que no hablamos, porque no es cierto. Tuvimos que comunicarnos en los entrenamientos para lograr lo que ambos queríamos y eso fue el éxito. Pero eso fue todo para la interacción. Nunca me miró, nunca me habló fuera de eso y se aseguró de mantenerse muy alejado de mí. Incluso cambie de asiento en literatura para evitarlo. Simplemente era más fácil odiarlo de lejos.
No sabia si estaba enojado conmigo porque había husmeado en sus cosas o porque lo dejé después de nuestro momento íntimo, o si era algo completamente diferente, pero estaba feliz por la distancia.
Era solo el comienzo del mes, pero la temperatura afuera parecía coincidir con la relación de Emilio y mía en ese momento; frágil y fría.
A lo largo de las semanas, continue como lo haría normalmente. Hice mis tareas escolares, fui a practicar, salí a correr e incluso gané el partido que habíamos jugado. La vida universitaria parecía aburrida, pero fue un cambio acogedor con respecto a la insensatez de los últimos dos meses. Se sentía bien desconectar mi cerebro de la realidad de las emociones sin sentido y simplemente concentrarme en, bueno, cualquier cosa menos Emilio.
-¿Cuándo empezaste? -Joani preguntó una vez que estuve detrás del mostrador después de tomar un pedido. Estaba en medio de volver a llenar la cerveza de un cliente que parecía demasiado borracho para siquiera formar una frase a pesar de que sólo eran las tres de la tarde.
-Hace diez días -le dije mientras le entregaba a uno de los cocineros en la parte de atrás una pequeña libreta con un pedido.
Ella simplemente sacudió la cabeza hacia mi-. Tienes talento natural, de verdad. A veces la agente solo viene aquí para que tu los atiendas.
-Casandra -dijo alguien a mi izquierda. Miré y vi a mi jefe, Finn, acercándose a nosotros, con su cabello naranja tan brillante como siempre -. Esa banda, como sea que se llamen, están aquí y están preguntando por ti.
Joani arqueo las cejas como si Finn acabara de demostrar su punto.
Mire hacia arriba para ver donde estaba sentada la banda. Mientras lo hacía, la puerta principal se abrió y entraron algunos de mis compañeros de equipo. Junto a ellos esta nada mas que Emilio.
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Teoría del Juego
Novela Juvenil"No se permiten relaciones o serán expulsados definidamente del equipo" Casandra Campos, una atrevida idealista y feminista que solo quiere entrar al equipo de sus sueños. Por eso cuando se le presenta la oportunidad de salir de su ciudad natal par...