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• Lara •

-Escuche que sus padres murieron en un accidente automovilístico

-Alguien me dijo que estaba saliendo con tres chicos a la vez en su antigua universidad

-De ninguna manera, eso no puede ser. Escuche que es lesbiana

Tuve que morder el bolígrafo para no reírme. ¿No tenían nada mejor de que hablar aparte de la nueva? Estaban sentadas dos filas detrás de mi y, a pesar de que intentaban hablar en voz baja, no funcionaba para nada. Podía escuchar todo lo que decían.

¿Recuerdan cuando dije que las mujeres eran categorizadas como chismosas? Todavía sostengo eso, excepto que olvide agregar que, aunque los hombres y a las mujeres les gusta inventar cosas, al menos los hombres son más realistas cuando difunden.

Las conferencias no eran lo mío, y si hubiera sabido que ese día habría una en lingüística, no habría venido. Puse mi cabeza en mi mano mientras garabateaba en mi libreta sin rumbo fijo mientras el profesor hablaba una y otra vez, las dos chicas chismorreaban detrás de mi.

El profesor estaba hablando de una historia de la mitología griega, escuche las palabras Zeus y Odisea así, ¿Qué más podría ser? Intenté prestar atención lo mejor que pude, pero cualquier mitología no me interesaba.

No entendía que tenían de bueno los mitos. Quiero decir, eran historias en las que la gente realmente creía hace mucho tiempo. No era diferente de lo que es hoy en día con todas las diferentes religiones. Entonces, ya sea que existiera en aquel entonces o que existiera ahora, todavía me importaba una mierda.

-Martha me dijo que estaba embarazada pero que aborto -continuo una de las chicas.

-Alguien en matemáticas dijo que era una traficante de drogas que participaba en orgias masivas alimentadas por drogas todos los fines de semana.

-Eso tendría sentido. Me han dicho que ella estaba en la mafia.

No pude soportarlo más. Sus chismes eran entretenidos al principio, pero había un límite de tonterías que alguien podría soportar. Agarre mi mochila y metí mis cosas dentro, pero antes de que pudiera levantarme de mi asiento, la puerta de la clase se abrió y una morena alta entro hacia el frente de la clase. Si los profundos ojos caramelo y la piel bronceada no eran suficientes indicadores de quien era, entonces el abrupto silencio de la conversación detrás de mi si lo era.

El profesor Leyva dejo de hablar una vez que vio quien había entrado y le sonrió amablemente.

-Tu debes ser Casandra -dijo como si la estuviera esperando, como si supiera que ella debería estar allí. Y déjame decirte que, como alguien que la acompaño por su horario de clases, definitivamente no se suponía que estuviera allí.

Casandra le entrego al profesor una hoja de papel con una sonrisa y asintió antes de mirar a la clase frente a ella. Si estaba desconcertada por todos los ojos que la miraban, no lo demostró.

-No hay muchos asientos para elegir, pero puedes elegir el que prefieras -continuo el profesor Leyva.

El salón no era enorme, pero definitivamente era más grande que la típica de la escuela preparatoria. Los asientos estaban nivelados con largos escritorios que solo se separaban en tres lugares para ubicar las escaleras: en el centro y los dos extremos.

Teoría del JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora