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º Campos º



Me gustaba golpear las cosas tanto como me gustaba correr. Elegiría el dolor físico de mis nudillos cada vez que entraran en contacto con el cuero del saco de boxeo que sentarme y sentir las crudas mentales que me destrozarían.

Entonces tal vez fue por eso que corrí a mi dormitorio, llena de rabia y dolor, y guardé el papel doblado en un cajón de mi escritorio.

El papel era del piso del auto de Emilio. El tipo que fumaba en el estacionamiento no significaba una mierda para mí; él era solo una distracción para que pudiera agarrar el ensayo del tapete. No lo habría notado, ni siquiera le habría prestado atención, si las palabras Pandora y mi apellido no fueron visibles desde el exterior de uno de los pliegues.

Fue como si alguien cortara un cable dentro mi porque había dejado de funcionar; incapaz de controlar mi cuerpo mientras miraba el papel que contenía la verdad sobre mis padres.

Justo cuando me estaba poniendo unos leggins y una camisa grande, se me ocurrió una idea.

Abrí mi joyero y busqué en su contenido hasta que encontré lo que estaba buscando. Lentamente saqué una cadena de plata, unida a la parte inferior había un anillo de titanio.

En algún momento de mi vida, este fue el único collar que usaría. No importaba la ocasión, la fiesta de cumpleaños de un niño, Halloween, ir de compras, llevaría el collar alrededor de mi cuello como una posesión preciada. La única vez que me lo quité fue cuando iba al gimnasio, porque no quería correr el riesgo de que se cayera y se perdiera para siempre. Desde entonces lo había olvidado en mi joyero.

El anillo era de titanio simple con ramas de arboles incrustadas en el exterior. Era una alianza de boda para hombres, la de mi padre para ser exactos. Recuerdo cuando era mas joven, sentado en el ala de urgencias del hospital esperando que mi hermano saliera con un yeso en el brazo cuando mi papá me contó el significado detrás del anillo.

-Las ramas de los árboles son simbólicas -había dicho-. El primero beso de tu madre y yo fue debajo de un árbol en la uni, y fue el mismo árbol donde le propuse matrimonio.

Levanté el anillo y la luz de la luna se reflejo en el metal. Tenia exactamente el mismo aspecto que en el ala de emergencia, sin desgaste de edad ni nada, lo cual era sorprendente después del infierno por el que había pasado.

-Esto se encontró entre los escombros -me había dicho un oficial de policía cuando estaba sentada en el consultorio del medico después de mi chequeo. Sostuvo la banda entre índice y el pulgar-. Pensé que podría ser algo que quisieras conservar.

Recuerdo haber alcanzado el anillo con mano temblorosa, sabiendo que mi padre nunca se quitó el anillo del dedo.

Solté el collar, lo envolví alrededor de mi cuello y lo cerré de nuevo. El anillo colgaba justo debajo del hueco de mi cuello, frio contra mi piel.

"Recibí una llamada en medio de la noche que hizo estallar mi vida en fuego y cenizas. Nunca me había sentido tan desesperada. Todo lo que conocía despareció y me quedé con recuerdos quemados y tradiciones familiares carbonizadas."

Esa era una de las frases que había escrito y marcó un agujero en mi núcleo, dejándome con náuseas.

Emilio pensó que mi rigidez en el auto se debía a que mencionó el beso, pero eso era irrelevante para la situación. Durante ese segundo de pánico, tuve un pensamiento fugaz preguntándome si solo estaba imaginando el papel en el suelo. Emilio no haría eso, ¿verdad? Pero luego recordé que el profesor me dijo que no tenia mi tarea. Fue entonces cuando supe que el pequeño papel doblado en el suelo del auto de Emilio era mi ensayo.

Teoría del JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora