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• Campos •

Viernes

Había superado los dos primeros días de clases y casi había terminado el tercero. Llegaba tarde a Ciencias Ambientales y no ayudo que también estuviera perdida. El miércoles después de Psicología di la vuelta al edificio para encontrar mi otra clase de ciencias para no me pasara esto.

Pero algo paso entonces, por que no sabia cuanto tiempo estuvo recorriendo el edificio de ciencias tratando de encontrar el salón catorce. Eran poco mas de las dos de la tarde y ya llevaba cinco minutos de retraso. Ya me estaría uniendo tarde a la clase y la verdad no quería perder mas tiempo.

Suspirando, a punto de rendirme y regresar al dormitorio, doble en la esquina y me encontré con alguien.

-Lo siento -dije, agarrando mis libros antes de que se cayeran de mis manos.

-Deberías de sentirlo -dijeron, y levante la vista para ver unos ojos cafés mirándome. Casi me reí, por supuesto que seria Emilio de todas las personas.

Alejándome de el, lo mire de arriba abajo con una sonrisa juguetona en mis labios-. Por dios, eres un nerd de la ciencia.

Llevaba una bata blanca larga, desabrochada y con las mangas arremangadas, dejando al descubierto una camisa negra debajo. Encima de su cuello tenia unas gafas de seguridad y bolígrafos sobresalían del bolsillo de su bata de laboratorio. De hecho, todo el conjunto le quedaba muy bien. Hacia algo de calor de repente.

-¿Qué estas haciendo aquí? -preguntó, ignorando mi observación-. Pensé que tenías una clase.

-Si -dije un poco tímidamente. Ignore el hecho de que había memorizado mi horario-. Yo solo...

Emilio me sonrió, casi burlonamente-. Estás perdida, ¿no?

-Se supone que debo de estar en Ciencias Ambientales, Salón catorce.

-Te mostrare -dijo y se giró en la dirección en la que iba antes de que me interrumpiera bruscamente-. Ese salón esta escondido, no es donde debería estar ubicada si te guiaras por los números de las habitaciones. Es un edificio raro y el orden del lugar es una mierda.

Lo sabía, por supuesto. Pude encontrar mi salón del miércoles, pero hoy no pude. El edificio si era raro. Siguiendo a Emilio, vi como la bata de laboratorio volaba detrás de el. ¿Estudiaba química? Tome eso en la secundaria y lo odie. Se suponía que debía memorizar la tabla periódica. La maestra incluso tenía una canción y pequeñas palabras divertidas que rimaban para ayudar, pero a mi no me sirvió de nada. Termine reprobando esa materia. Me sorprendió incluso haber podido pasar de año.

-Por curiosidad -dije Emilio de repente, mirándome por encima del hombro-. ¿Por curiosidad estas relacionada con Jorge Campos?

-Si, es mi tio -le dije.

Emilio se detuvo en seco y giro sobre sus talones, mirándome con los ojos muy abiertos-. ¿De verdad?

-¡No! Si tuviera un peso cada vez que alguien hiciera esa pregunta, podría comprar a Jorge Campos... si ya sabes, eso se pudiera.

-Es una duda racionable, preguntarse si están relacionados -se defendió Emilio-. Y si lo hubieras sido, tal vez podría tolerarte. Pero como no lo eres, eso no es discusión.

Teoría del JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora