Nos encontramos en una enorme sala poco decorada, con paredes pintadas de blanco. En el centro de esta, hay un círculo conformado por sillas en las cuales, se sientan un buen puñado de personas, en su mayoría hombres, mirándose los unos a los otros. En el techo, hay un largo cartel con las siguientes palabras escritas: "Rehabilitación para alcohólicos, aún estás a tiempo de cambiar."
"Yo... Bueno, estoy aquí... Porque recientemente el alcohol me ha hecho hacer cosas horribles. Por ejemplo, hace unas semanas... Tomé la mala decisión de conducir borracho, y me estrellé contra un árbol... Estuve a punto de morir. De no ser porque había una ambulancia cerca del lugar en donde ocurrió mi accidente, ahora mismo no estaría aquí. Y fue entonces cuando me di cuenta de que el alcohol me estaba destrozando la vida, tenía un problema y necesitaba solucionarlo. Por eso mismo he venido aquí, quiero dejar el alcohol para así dejar de lado las malas decisiones, y construir un futuro prometedor"
Explicó una de las personas sentadas, dando contexto sobre su situación y sus razones para estar ahí. Era un tipo joven, menos de 25 años tenía. Realmente estaba bien que alguien joven tomara consciencia de sus decisiones y optara por mejor salir de todo ese mundo auto-destructivo antes de perderlo todo definitivamente. Y una vez terminado su turno, era momento de pasar con la siguiente persona...
"El siguiente es usted, señor. Explique cuáles son sus razones para estar aquí, y qué conflictos ha tenido con el alcohol en el pasado"
Dijo la mujer a cargo de toda esa rehabilitación, dándole permiso a aquel señor anónimo para que este contara su historia y pasado con el alcohol...
"Yo... Le tengo miedo al alcohol... Me tengo miedo a mí mismo. Todo comenzó hace tan solo unos días, yo estaba volviendo del bar al que habitualmente asistía solo para emborracharme, cuando me encontré con mi hijo... Yo... Agh, Dios... Solo de recordarlo me da escalofríos. Yo me... Bueno, me dejé llevar por los efectos del alcohol, y lo tomé de la camiseta para golpearlo... Y lo hice, golpeé su cara. Le di fuerte, con la mano abierta, solo para que sintiera dolor. Lo hice solo para que este sufriera lo mismo que yo, y no... No me detuve ahí, lo levanté del suelo y lo miré fijamente a los ojos, comencé a agitarlo violentamente mientras le gritaba un montón de cosas horrorosas que ahora mismo no quiero recordar... Fue en ese momento que, por un instante, tomé control de mis acciones y me di cuenta de lo que estaba haciendo... Yo lo miré a la cara, estaba rojo. Lloraba sin parar mientras me miraba con una cara de tristeza, impotencia y miedo... Pero lo peor de todo, fue lo que me dijo después:
{Papá... Papá, me das miedo}
Desde ese día me di cuenta de lo que me hacía esa maldita bebida. Quiero dejarla de inmediato, no puedo permitir que esa cosa siga haciéndome daño, o peor aún, hacerle daño a mi... A mi pequeño Andrew..."
Explicó aquel al alcohólico anónimo solo para después romper en llanto frente a todos. Todos se quedaron callados, nadie tuvo la valentía suficiente como para levantar la voz en semejante situación, la mayoría de ellos podían sentirse identificados con él, pues también tenían hijos y sabían lo malo que era para ellos tener un papá con problemas para controlar su sed de alcohol. La organizadora, por su parte, permaneció de igual manera en silencio, dejaría a aquel hombre llorar un rato hasta que finalmente se calmara y pudiera continuar con la sesión. No era la primera vez que veía un caso así, tristemente, había visto esa misma escena decenas de veces con anterioridad, era un problema bastante común entre los alcohólicos de Estados Unidos
Tras unos minutos, el señor Brooks consiguió calmar su tristeza y pudieron continuar con la sesión de rehabilitación tranquilamente
...
Pasado un tiempo, la sesión terminó y todos los integrantes de aquel club de rehabilitación fueron directamente a sus casas, incluido el padre de Andrew. Cuando llegó, lo primero que hizo fue prender todas las luces (ya que la casa entera estaba a oscuras) y sentarse en uno de los sillones del salón, esperando pacientemente a que su hijo volviera de la calle para hablar con él y arreglar un poco su relación, misma que, a causa de sus constantes abusos físicos y verbales, ya estaba en un estado muy frágil y al borde del quiebre
El señor esperó y esperó... Estuvo ahí un buen puñado de horas, esperando con bastante paciencia a que su pequeño bebé volviera de jugar con sus amigos para aclarar las cosas. Y entonces... El sonido de la puerta abriéndose resonó por toda la casa, y la figura del peli rubio corriendo por los pasillos de su casa a toda velocidad pudo ser notada por el adulto
"Andrew, espérate un momento. Quiero hablar contigo un rato"
Pidió el hombre llamándole la atención a su hijo y obligándolo a venir con él. Andrew, con el corazón palpitando a 100 por minuto, se acercó lentamente a su progenitor con un enorme miedo y temor, temblando ligeramente como un flan al imaginarse lo que vendría a continuación...
Cerró los ojos con fuerza, si lo iba a golpear en la cara, que mínimo no le diese en ninguno de sus dos ojos. Pero extrañamente, su padre no lo golpeó ni hizo nada parecido, al contrario, lo abrazó fuertemente
"Andrew... Lo siento... Lo siento mucho..."
Dijo el adulto abrazando cada vez con más fuerza el pequeño cuerpecito de su hijo, mostrándole todo el cariño y aprecio que le tenía. Pero el chico, aún desconfiado debido a todo lo que sufrió por su culpa, se separó del abrazo con un empujón y tomó distancia para quedar fuera de su alcance y estar seguro
"¿Qué está pasando? Tú no eres así, ¿Por qué ahora actúas así? ¿Qué te ha pasado?"
Preguntó él sin quitarle el ojo de encima a su figura paterna, mirándolo con un enorme desprecio y enojo que, a fin de cuentas, estaba bastante justificado
"Yo... Yo solo quiero... ¡Quiero que todo vuelva a ser cómo antes!"
Respondió el adulto rompiendo en llanto y dándole otro fuerte abrazo a su querido hijo. Lo hizo tan rápidamente, que Andrew ni siquiera tuvo tiempo para reaccionar, pues en un abrir y cerrar de ojos, los brazos de su padre ya lo tenían completamente rodeado
"¡Lo siento! ¡Perdóname, te lo ruego! ¡Te he hecho cosas horribles! ¡Quiero cambiar! ¡Te prometo que voy a cambiar! Dejaré el alcohol, ya estoy yendo a terapias para dejarlo. Te juro que las cosas volverán a ser cómo antes, no volveré a tomar alcohol en mi vida. Pero por favor... ¡Perdóname!"
Rogó el hombre soltando un sin fin de lágrimas de tristeza, explicándole al muchacho el por qué estaba actuando de esa manera tan "extraña"
"¿En serio? ¿Pretendes que te perdone así cómo así? ¡¿Después de todo lo que me has hecho?! ¡Ni de coña! ¡Déjate de abrazos y suéltame de una vez!"
Contestó el peli rubio empujando a su progenitor para zafarse de su agarre. Seguido a eso, se dio la vuelta y caminó directamente hacia su cuarto y cerró la puerta fuertemente, dejando tras de él la imagen de su padre solo, arrodillado y entristecido...
Lo intentó... Quiso arreglar las cosas con su hijo, pero irremediablemente falló. Tras eso, el señor Brooks continuó yendo a terapia, gradualmente, fue perdiendo su gusto por el alcohol, lo dejó de lado y de esa forma consiguió superar su adicción.
No obstante, y aunque él cambio para bien y consiguió salir adelante en su vida, con Andrew no fue el mismo caso... Habían cosas que nunca se olvidaban, y los maltratos que alguna vez le hizo su padre era una de esas cosas. Fue por ello que, aún con el cambio que había sufrido su padre con el tiempo, el niño fue incapaz de perdonarlo por sus actos, pues el daño que le causó, tanto físico como psicológico era simplemente irreparable.
(Por eso, gente, no bebáis alcohol, y tened cuidado con lo que hacéis, no seáis pendejos)
ESTÁS LEYENDO
El multiverso de FNAF
General FictionEl multiverso... Una fuente infinita de posibilidades, en donde hasta la cosa más improbable puede llegar a suceder, aquí, encontrarás algunas de las historias que ocurren en el extenso e infinito multiverso de FNAF PD: Cabe la posibilidad de que se...