Jen se enamora

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"Entonces, dime: ¿Como va tu relación con Lilith? ¿Y qué tal los niños? ¿No te supone mucho estrés tener que llevar un local tan famoso y exitoso como Freddbear's y cuidar de tus hijos a la vez? Por no decir que también deberías mantener tu matrimonio estable para no perder esa chispa de amor con tu esposa..."

Y con tantas preguntas de parte de su hermana, el pobre hombre comenzó a amargarse al ver que esta no se callaba nunca, supuestamente aquellas compras serían rápidas y llevaderas, pero cometió un grave error al llevar a su hermana con él... Pues con lo que no contaba, era que esta mujer era una auténtica parlanchina

"Agh... Jen, por favor, ¿Podrías guardar silencio un rato? Se supone que estas son las típicas compras habituales de un sábado por la mañana, si tú te pones al lado mío a hablar sin detenerte, lo único que lograrás será amargarme la vida"

Respondió el pobre señor Emily a punto de perder la paciencia con su querida hermana, la cual, parecía no querer detenerse en lo más mínimo

"Oh, vamos, hermanito, ¿Por qué estás así? ¿Acaso hoy en día es ilegal preocuparse por tu querido hermano? Si te hago tantas preguntas es porque me preocupo mucho por ti, eres mi hermanito menor y me da miedo lo que te pueda llegar a pasar en la vida, porque sé que eres alguien sensible y emocionalmente débil... ¿Te acuerdas de aquella vez que unos niños se burlaron de ti por tu autismo, y yo tuve que protegerte? Desde ese día me di cuenta de que ser la hermana mayor de alguien es una tarea complicada pero obligatoria. Siento mucho tener que ser tan pesada, pero es por tu bien, Henry"

Respondió Jen hablándole al hombre como si este en vez de ser un adulto fuera poco más que un simple niño pequeño

"Por el amor a Dios, Jenny. Ya no soy ese niño indefenso que solía ser antes, ahora tengo 35 malditos años, tengo un local exitoso y recientemente creé mi propia compañía de entretenimiento. ¿En serio crees que aún dependo de ti? Agh... Jen, deberías construirte tú una familia propia, en vez de estar metiéndote en la mía... Sé que te preocupas mucho por mí y... Te lo agradezco. Pero debes de aceptar que ya no vivimos en el pasado, lo pasado, pasado está. Y lo mejor que podemos hacer ahora, es vivir en el presente..."

Explicó Henry dándole un fuerte golpe de realidad en la cara a su hermana, haciéndole ver una verdad que hasta ahora se negaba a aceptar: No había formado una familia propia en todos estos años, y eso la hacía sentir frustrada en secreto 

"¿Construir mi propia familia? Pf... ¿Quien quiere hijos cuando puedes tener sobrinos y un gatito muy mono? No digas tonterías, Henry, yo vivo mi vida muy feliz estando sola. No necesito ninguna pareja para sentirme acompañada, además, tener hijos provoca estrés, y el estrés provoca envejecimiento. Compara por ejemplo tu cara con la mía... Cualquiera diría que tú eres el mayor, cuando no es así, yo soy la mayor. Pero gracias a que no tengo hijos, mi bella apariencia se mantiene joven a pesar de mi edad"

Contestó ella tratando de ocultar el dolor emocional guardado que sentía cada vez que tocaba ese tema de las familias con sus seres queridos. Jen verdaderamente quería tener hijos, pero nunca encontraba al hombre indicado... Siempre que intentaba iniciar una relación, la cosa terminaba mal y acababan rompiendo luego de uno o dos meses. Probó con varios hombres, pero ninguna de esas relaciones llegaba a funcionar... Todos le parecían iguales...

No obstante, eso estaba por cambiar...

"Pásame esas latas de atún, por favor"

Ordenó el hombre señalando la estantería de latas de atún con el dedo, mientras miraba la lista de la compra para ver qué más cosas faltaban. Jen, ni lenta ni perezosa, fue a por la lata de atún y cuando estaba a punto de agarrarla... Otra mano más se interpuso en su camino...

"Oh, lo siento... Es la única lata de atún que queda, mejor si te la quedas tú"

Dijo cortésmente el desconocido hombre que se encontraba en frente de la mujer. Ante la mirada atónita de la hermana de Henry, estaba un atractivo hombre de pelo negro, barba poblada y ojos café. Que al verlo, Jen pudo sentir como su corazón se aceleraba rápidamente, y su cerebro comenzaba a experimentar una extraña sensación

"Yo... Eh... ¡Gracias! Eres muy amable... Por cierto, bonito reloj"

Respondió ella señalando el reloj de pulsera que llevaba aquel hombre en la muñeca

"¿En serio te parece bonito? Guau, muchas gracias por el cumplido, hasta ahora ninguna otra persona me había dicho algo así de mi reloj. Por cierto, me llamo Carl"

Dijo Carl presentándose ante la mujer, quien simplemente miraba al varón con gran interés, sintiéndose atraída a él desde el primer momento

"Oh, yo me llamo Jen, es un placer conocerte..."

Se presentó la mujer para justo después, estrecharle la mano al hombre de forma gentil y respetuosa

"Ay, madre... Allá vamos otra vez..."

Pensó Henry viendo cómo su hermana charlaba con aquel hombre, recordando que la última vez que algo así pasó, ella terminó conversando con la desconocida por más o menos 2 horas seguidas, hasta que finalmente terminaron la conversación y se volvieron amigas. Y por lo que parecía, aquel caso no sería una excepción...

(2 horas y media más tarde)

"Bueno, ha sido un gusto hablar contigo, Carl. Recuerda: Mañana a las 7 nos vemos en la cafetería que está a la vuelta de la esquina, me gustaría seguir charlando contigo y conocerte aún más. Hasta pronto..."

Dijo Jen despidiéndose así de aquel tipo que acababa de conocer en medio de la sección de comida enlatada del supermercado

...

Y tras eso, el tiempo pasó... Jen y Carl tuvieron su primera cita en aquella cafetería, luego volverían a tener otra cita, solo que esta vez en un restaurante más lujoso y de más prestigio. Luego tuvieron otra cita más... Y otra... Y otra... Luego comenzaron a salir juntos, hasta que finalmente, ocurrió lo inevitable: Ambos se enamoraron el uno del otro. Y finalmente, por primera vez en toda su vida, Jennifer Emily se sintió feliz de al fin encontrarse en una relación amorosa estable, que parecía funcionar a la perfección y sin ningún problema.

Eventualmente, esta misma perfección hizo que ambos enamorados decidieran casarse. Y por último, tras pasar una ardiente noche de pasión juntos, los dos estaban más que preparados para ser papás...

...

"Siento mucho decirles esto, pero... Usted, señora Jen Dickson, es infértil... No puede tener hijos"

Reveló el doctor dejando a la mujer mencionada en estado de shock. En cuestión de segundos, pudo sentir como todos sus sueños de tener una familia se derrumbaban frente a ella... Su piel se puso pálida, casi tan blanca como la leche. Su sangre se heló y su rostro permaneció con la misma expresión casi por 4 segundos, pues no sabía de qué otra forma reaccionar ante aquella revelación... Bueno, sí, sí sabía cómo reaccionar...

No pasó mucho hasta que la pobre mujer rompió en llanto ahí mismo, dejando salir toda la tristeza que tenía acumulada en ese momento, al descubrir que la familia feliz con la que estuvo soñando hasta ahora, jamás podría ser posible...

El multiverso de FNAFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora