Reencuentro familiar

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(Historia cortita y simple porque no tengo mucha imaginación)

"Agh... Me cago en todo... Otro día más con esa compañía tocándome los huevos"

Dijo el hombre de pelo castaño, piel blanca, cuerpo delgado y ojos azules mientras se dirigía a la puerta de su casa para descansar tras aquel duro día que tuvo. Lo único que quería era abrir la puerta de aquel departamento y tirarse del tirón a su colchón, para así dormir por todo lo que le restaba de día, sin importarle que solo eran las 7 de la tarde. Sin embargo, lo que se encontró en frente suya al abrir la puerta fue tan sorprendente, que le quitó el sueño instantáneamente. Frente a él, una mujer de pelo rubio y largo, de una estatura más o menos alta con los ojos verdes y varios signos de vejez, se encontraba parada en el suelo de la sala principal, pareciendo esperar a algo o alguien. Y para sorpresa de nadie, ese algo o alguien no era nada más ni nada menos que aquel hombre que había llegado...

"Tú... ¿Quién eres?"

Preguntó el castaño confundido dirigiendo una mirada fija a aquella persona. Pero, de manera rara y extraña, el sujeto no se mostró preocupado ni asustado por su presencia, pues, muy en el fondo, sentía que conocía a esa mujer de algo

"Oh, vamos, Michael, ¿crees que esas son maneras de recibir a tu madre?"

Preguntó la mujer desvelando finalmente su verdadera identidad... Y al escuchar tal revelación, Michael no pudo abstener las ganas y salió corriendo hacia ella para poder abrazarla fuertemente de la cintura, arrodillándose para mostrar inferioridad ante su madre

"¡Mamá!"

Gritó él olvidándose de su actitud masculina y adulta, retornando a aquella personalidad infantil e inocente que alguna vez tuvo cuando solo era un niño de 7 años con madre. Tal era su emoción, que hasta comenzó a derramar algunas lágrimas de alegría

"Mamá... Te extrañé mucho, mamá... No me vuelvas a abandonar... Por favor..."

Dijo el adulto en voz alta mientras abrazaba con aún más fuerzas la cadera de su progenitora

"Ya, ya, Michael, sí, soy yo, mamá, pero no hace falta que te pongas así, ya deja de abrazarme"

Dijo ella de manera dulce mientras acariciaba suavemente la cabeza de su hijo. Hasta que, de pronto, y en un brote bipolar que sufrió aquella mujer, esta terminó por apartar bruscamente a su propio hijo para acto seguido, arremeter contra él con una fuerte patada en el cuello

"¡He dicho que dejes de abrazarme!"

Exclamó ella furiosa señalando a su hijo en el suelo, haciéndolo sentir mal por haberla desobedecido en un inicio

"P-Perdón, mamá, no lo volveré a hacer"

Dijo el muchacho arrepentido por lo que acababa de hacer, levantándose del suelo y tratando de no mostrar signos de debilidad para así no decepcionar a su madre

"Bien... Escucha, Michael, hay una razón por la cual he venido aquí contigo, y es que necesito que me compres unos medicamentos en específico, se encuentran al otro lado del pueblo y los necesito ya de ya, se llama Deuladamol, así que vamos, Michael, no decepciones a tu mamá"

Explicó la mujer ya habiéndose tranquilizado un poco tras su ataque de ira. Mientras que Michael, al escuchar el pedido de su madre, aceptó sin ningún pero y salió entusiasmado a buscar dicho medicamento por toda la ciudad

...

Y tras un rato de pura búsqueda, el castaño finalmente encontró el producto, siendo estas unas pastillas puestas en un pote de cristal. Dichas pastillas eran para combatir la esquizofrenia y las enfermedades mentales en general, pero este dato poco o nada le importó al Afton, quien, de inmediato, volvió a su departamento con las manos llenas

"¡Mamá! ¡Traigo la medicina!"

Gritó él entrando a su hogar rápidamente, esperándose ver a su madre. No obstante, la única imagen que recibió fue la de un hogar vacío, sin nadie más que él

"¡Mamá! ¡Traigo las medicinas! ¡Ya he vuelto!"

Gritó el hombre nuevamente mientras iba corriendo por toda la casa en búsqueda de su querida madre. Poco tardo en darse cuenta de que se encontraba solo, y que su madre, su tan querida y amorosa madre, ya no estaba en el lugar...

"¿Mamá?"

Preguntó por última vez volteando su mirada por todas partes, solo para después colapsar emocionalmente y arrodillarse en el suelo para poder llorar

"¡Noooooo, mamá! ¡Aaaaaaaaaaah!"

Dijo mientras se ponía las manos en la cara. Finalmente acabando por desplomarse en el suelo y llorando sin cesar alguno...

El multiverso de FNAFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora