Señora Schmitz

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El pequeño hijo menor de la familia Schmitz se encontraba dormido en su blanda y cómoda cama, disfrutando de las cálidas sábanas que le hacían sentir cómodo aquella fría noche. No obstante, su dulce y profundo sueño se vio interrumpido cuando uno de los objetos de su habitación cayó al suelo violentamente, ocasionando el ruido suficiente como para despertarlo repentinamente

"¡Ah!"

Asustado por el ruido, el chico se levantó de golpe y miró de un lado a otro buscando de dónde había salido ese ruido, solo para tranquilizarse al ver aquel objeto que usualmente estaba en su estante tirado ahí, en el suelo. Ya sabiendo de dónde había provenido ese ruido misterioso, el niño volvió a taparse con sus sábanas y trató de conciliar el sueño, cosa que era fácil, pues aquellas cálidas sábanas eran tan buenas que perfectamente podía dormirse tapado en ellas en solo unos segundos... Pero esa tarea se le complicó cuando una ráfaga de aire frío lo hizo temblar en su cama como un pequeño perrito asustado. Extrañado, abrió los ojos solo para ver que la ventana de su habitación estaba abierta, dejando que todo el frío de afuera se metiera a su habitación

"Que raro... ¿No cerré la ventana antes de ir a dormir?"

Se cuestionó a sí mismo mentalmente mientras se levantaba para ir hacia la ventana y cerrarla. Ya sin sentir tanto frío, trató de regresar a su cama para ahora sí, de manera definitiva, conciliar el sueño y dormir bien sus 9 horas diarias. Pues mañana tenía cole y no quería despertar aún cansado y fatigado. Pero de camino a su cama, una sensación de miedo se hizo presente en él... La idea de que algo... O alguien más estaba en la habitación con él, observándolo fijamente desde la oscuridad, lo hizo estremecerse de terror nada más pensarlo...

Y dicho miedo solo se hizo realidad, cuando vio la figura de una mujer con vestimenta blanca asomándose por su armario. No, no era la ropa, ni tampoco era un efecto óptico causado por la iluminación. No, el chico estaba seguro de que aquello era una mujer de verdad... Asustado, el niño quedó completamente paralizado y contempló como aquella figura femenina salía lentamente del armario, dejando entrever en la oscuridad el color castaño que tenía su largo pelo. En un impulso de adrenalina, el chiquillo dio media vuelta y salió de la habitación cuanto antes, escapando de las garras de aquel espíritu extraño...

...

La joven de pelo castaño dormía en su cama cómodamente, hasta que en un momento, sintió una ligera molestia en su pierna que le arruinó el sueño. Al comprobar qué era lo que había bajo sus sábanas, se dio con la sorpresa de que era su hermano menor

"Agh... Gerald..."

Dijo ella con un tono de voz cansado y casi sin fuerzas, molesta por el sueño que su hermano había interrumpido al venir a dormir en su cama

"¿Puedo dormir contigo? Por favor, no quiero ir a mi habitación ahora... Tengo mucho miedo..."

Pidió Gerald poniendo los ojitos tiernos de gato que a su hermana tanto le gustaban, esperando que eso pudiera convencerla de que se quedase ahí

"Gerald, tienes 9 años ya... Deberías dormir solo... Pero... Si tienes tanto miedo... Supongo que puedes dormir conmigo..."

Terminó respondiendo la hermana menor del muchacho aceptando finalmente su presencia en ese lugar. Ahora que había recibido el visto bueno, el menor salió de las sofocantes sábanas y colocó su cabeza encima de las almohadas para dormir bien

"Ven, la cama es algo pequeña y tengo miedo a que te caigas"

Dijo la castaña rodeando al chiquillo con los brazos para así agarrarlo con un fuerte abrazo y evitar que se pudiera caer de la cama. De esa manera, ambos hermanos durmieron juntos esa noche, pero aún con la presencia de su hermana mayor ahí, el niño no pudo evitar tener pesadillas relacionadas a esa mujer castaña del armario...

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