4. Lara

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Llegamos a la discoteca Camelot alrededor de las dos de la madrugada. La discoteca emulaba al castillo de Camelot y tanto el exterior como el interior estaba decorado como si fuera un castillo, había pinturas en las paredes con la mesa redonda, Merlín el mago y la cabina de música parecía una torre de vigilancia.  Siempre nos poníamos en la misma zona, hacia el final al lado de las escaleras, había una parte donde se podía dejar la ropa sin tener que dejarla en el guardarropa, siempre había una cola inmensa.

—Vamos a tomar un chupito— dijo Vero.

—Yo no puedo que tengo que conducir— respondí.

—Que aguafiestas Lara, pues pilla un taxi y mañana recoges el coche de tus padres— le replico Vero.

—Vaaaa Lara que es mi cumpleaños tenemos que celebrarlo, un chupito, uno solo— propuso Olga.

—Ya sabes que no bebo si tengo que conducir, y no me hace falta beber para pasármelo bien—volteé los ojos.

Acabaron brindando Olga, Juan y Vero y no fue un chupito sino tres cada uno, junto con el vino que habían bebido en la cena se les notaba un poco perjudicados, Juan el que menos.

La  música del local era comercial internacional y también española, sonaba Shakira, Aitana, Sebastian Yatra...

A las tres y media mis amigas y yo nos fuimos al baño, estaba a tope y había más de quince chicas delante. Aprovechamos que no estábamos bajo la atenta mirada de Juan para hablar de nuestras cosas.

— Vero, ¿has visto que miraditas te lanzaba el camarero de la Trattoria?—afirmó Olga guiñándole un ojo.

— ¿A que no sabéis quien tiene su número?—dijo picarona.

— ¿Cuando te lo ha dado?— pregunté sorprendida.

— Al bajar del Karaoke, me ha dado más tarjetitas para apuntar canciones y en la primera estaba su nombre, Aitor, y su número de teléfono.

— ¿Lo vas a llamar?— se interesó Olga.

— No lo sé— dijo encogiéndose de hombros —era guapo pero más de eso no me ha llamado la atención.

— No sé como lo haces Vero, siempre ligas— dije divertida.

— Es cierto, de las tres eres la que más éxito tiene con los chicos—repuso Olga.

— Teniendo en cuenta que a Lara no la podemos contar porque no ha tenido novio—dijo Vero.

— Vero, no hagas sentir mal a Lara— la regañó Olga.

— No me he sentido mal Olga, tiene razón nunca he tenido novio.

— ¿Has estado más cómoda el rato que hemos estado en el Karaoke Lara?—preguntó Vero.

— Bueeeno—respondí bajando la cabeza ligeramente sonrojada.

— ¿Ha vuelto a incomodarte Lucas?— casi gritó Olga.

— Un poco si, le divierte ponerme nerviosa y sacarme los colores. La verdad es que no sé que me ha pasado, estoy desconcertada, Lucas sin conocerlo ha conseguido que hable con él, ¡yo!—grité frustrada.

Vero me abrazó — cariño tendrías que estar contenta y muy orgullosa, hablar con un chico es completamente normal y no pasa nada — me dijo para intentar reconfortarme.

Olga se unió al abrazo — Vero tiene razón Lara, estamos muy orgullosas, es normal que estés abrumada y desconcertada pero es un avance.

—¡No quiero volver a verlo!—grité.
— Por hoy no lo vas a ver más, ahora entremos en el baño y salgamos a bailar que la noche es joven—exclamó Olga.

Quédate A Mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora