53. Lucas

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Lara había pasado gran parte de la semana en el hospital con su padre, estábamos a sábado y seguía ingresado, aún le quedaban algunos días en el hospital. Me había explicado que su padre había empezado a tener fiebre y aún no habían logrado dar con la causa que la provocaba.

 Cuando hablábamos se la notaba preocupada, no sabía como ayudar, la escuchaba e intentaba animarla y reconfortarla aunque era consciente que no estaba consiguiendo que se sintiera mucho mejor. 

Me apetecía mucho verla pero no me había atrevido a proponer que nos encontráramos, ya estaba bastante agobiada para que yo la presionara aún más. Me había advertido que era posible que no nos viéramos en muchos días, aún así, añoraba no poder estar con ella. 

 El fin de semana anterior la había visto los tres días y había sido perfecto, sí, no había otra palabra para describirlo. Miré el reloj, las cinco y cuarto, si no podía verla hablaría con ella, pulsé el botón de llamada.

Lara: Hola Lucas, ¿que estás haciendo?—respondió risueña, se alegraba de oír mi voz, sonreí.

Yo: Hola preciosa, estaba aquí en  casa pensando en ti y como no voy a poder verte he pensado en hablar contigo, así escucho tu voz.

Lara: Yo también pensaba en ti, el hospital se hace muy pesado—suspiró y resopló.

Yo: ¿Os han informado cuando está previsto que pueda salir tu padre?

Lara: Nos han dicho que hasta que no encuentren el origen de la infección, empiecen a tratarla y remita la fiebre no le darán el alta. Mi padre está de muy mal humor, insoportable, a veces me dan ganas de darle un tortazo—resopló.

Yo: Pues si que debe estar insoportable, sí, para que tu, que eres todo bondad y no soportas la violencia quieras darle un tortazo. No querría estar en su pellejo en este momento—reí y ella también. ¡Bien! Había conseguido que se riera un poquito—De aquí a un rato he quedado con Juan para ira jugar a la bolera, me ha convencido para que no me quede en casa, la verdad es que no me apetece mucho ir.

Lara: Lucas, te encanta la bolera, seguro que lo pasaréis genial y te irá bien distraerte, voy a utilizar tus propias palabras, que yo no pueda ir no quiere decir que tu no puedas hacerlo. Pasarlo muy bien y esta noche me explicas quien ha ganado. ¿Me llamarás cuando llegues a casa? o...o si no quieres llamar ¿me enviarás un mensaje?.

Yo: ¿Que quieres decir con "si no quiero llamar Lara"?—pregunté preocupado.

Lara: Bueno...quizás no quieres...quiero decir, quizás prefieres enviarme un mensaje en lugar de hablar por teléfono—sonaba algo insegura.

Yo: Lara, si no te llamo más es por qué no sé si podrás atenderme, me encanta escuchar tu voz y hablar contigo, lo prefiero mil veces a los mensajes—la oí suspirar—esta noche no dudes que te llamaré y ahora que sé que te gusta hablar conmigo, lo haré cada vez que tenga ocasión.

Lara: Vale, espero tu llamada esta noche. Yo te escribiré cuando llegue a casa por si estás en la bolera y no tienes cobertura. Esta noche se queda mi madre en el hospital a dormir con mi padre, dice que así vigilará la fiebre, no quiere que me quede yo pero tengo miedo que se quede dormida, le han cambiado la medicación y hasta que no se acostumbre las pastillas le dan sueño.

Yo: En el hospital tu padre está bien atendido, aunque tu madre se duerma seguro que las enfermeras cuidan bien de tu padre, no te preocupes preciosa. Tienes que descansar y dejar de preocuparte tanto, hay cosas que no están en tu mano y no sirve de nada que te preocupes, ya verás como encuentran el origen de la fiebre y en breve tu padre podrá regresar a casa para iniciar la recuperación. Estoy preocupado por ti pequeña.

Quédate A Mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora