Nos encontramos en la entrada poco tiempo después, al salir no tardé en coger su mano, ese gesto se había convertido en algo habitual entre nosotros desde el primer día. Hacía bastante frío, a esa hora ya era de noche y se notaba mucha humedad, Lara había empezado a temblar de frío, iba abrigada pero era muy friolera.
—Pequeña, ¿puedo pasar mi brazo por tu cintura para acercarte a mi y darte un poco de calor?—me miró asustada—solo para darte calor, nada más, mírate, estás temblando de frío— se paró y dudó, tardó en responder lo que me pareció una eternidad.
—Está bien—dijo bajando la cabeza avergonzada, yo sonreí y me apresuré a cogerla antes de que se arrepintiera, que bien se sentía su cuerpo junto al mío, en este momento mi sonrisa era permanente.
Paseamos durante un rato, hablábamos de diferentes cosas, colores y comidas preferidas, gustos musicales, estábamos conociéndonos mejor, la notaba cada vez más cómoda y eso me tenía muy contento.
—¿Sabes? No me gusta la Coca Cola—afirmó Lara.
—A mi tampoco me gusta—respondí—Se removió incómoda intentando zafarse de mi agarre, la miré confundido—¿que pasa Lara?—me paré girándola para quedar en frente de ella, parecía molesta.
—No me gustan las mentiras—afirmó mirando al suelo —Dices que no te gusta la Coca Cola pero cuando salimos siempre pides Whisky con Cola—me reí y ella me miró mal.
—No te he mentido, es cierto, no me gusta la Coca Cola sola ni tampoco me gusta el Whisky solo pero combinado si que me gusta. Sé que quizás suena raro pero es así. Y para que lo sepas, a mi tampoco me gustan las mentiras. ¿He aclarado tus dudas?—me miró algo dubitatiba—no tengo por qué mentir, ¿que sentido tendría mentirte en una cosa así?
—Está bien, siento haber dudado de ti—Bajó la cabeza avergonzada.
—No tienes por qué disculparte, lo entiendo, no eres la primera persona que me hace esa observación, sé que es inusual.
Con su comentario demostraba que también era desconfiada, intuía que no me iba a ser fácil hacer que confiara en mi.
Volví a pasar mi brazo por detrás de su cintura, se tensó pero no dijo nada, proseguimos la marcha y reanudamos la conversación.
A las nueve le propuse dirigirnos hacia el metro, siempre estaba pendiente de la hora, no quería que tuviera ningún problema en casa por llegar tarde. Bajamos al metro, decidí acompañarla en la línea que iba directa a su casa, podía hacer transbordo más adelante. El metro iba bastante lleno y estábamos muy cerca, la notaba nerviosa, yo intentaba mantener la distancia pero había momentos que era realmente complicado. En un impulso le propuse acompañarla hasta su parada y bajarme con ella para despedirme con tranquilidad y me respondió que le parecía bien. Al llegar subimos juntos las escaleras, yo tenía que coger la línea en dirección contraria para ir hacia mi casa.—Lo he pasado muy bien Lucas—dijo ruborizada.
—Yo también preciosa—la tenía cogida de la mano, ella me miraba fijamente y no sabía muy bien por qué pero intuía que quería decirme algo y no se atrevía—¿Quieres decirme algo pequeña?—bajó la cabeza muy ruborizada.
—Yo...no, bueno sí, no sé....—me reí y negué con la cabeza.
—¿En que quedamos pequeña, no, si, no lo sabes?, puedes decirme lo que quieras, no pasa nada.
—Es que me da vergüenza—dijo aún más ruborizada, ahí intuí lo que quizás quería decirme pero no me quería hacer ilusiones, esperaba que se atreviera a decírmelo, no en vano le había dicho que me lo propusiera ella.
—Es que...me gustaría...—se paró, no se veía capaz de continuar de lo avergonzada que estaba y había empezado a temblar ligeramente.
—No pasa nada pequeña, ¿que te gustaría, dímelo?—la animé y le acaricié la mejilla.
—Me...me gustaría que nos besáramos pero no sé como hacerlo—lo dijo en un susurro casi inaudible, yo sonreí abiertamente, siiii, ¡quería un beso!
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Quédate A Mi Lado
RomanceElla, insegura, tímida, altamente desconfiada y muy frágil por todo lo vivido a sus 23 años.... Él seguro de sí mismo, divertido, simpático, popular y muy....perspicaz. Ellos son Lara y Lucas. Una cena a la que Lucas se ve obligado a ir para acompa...