25. Lara

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Había pasado otra semana desde el mensaje que me había enviado supuestamente Mikel, le había preguntado a Javi y me había negado rotundamente que él le hubiera dado mi número de teléfono a Mikel, aún así yo no me lo acababa de creer. Javi me seguía enviando mensajes y yo seguía contestándolos pero estaba totalmente desencantada con él, realmente no confiaba en él. Aún así quería que me propusiera quedar de nuevo y así se lo hice saber a mi amiga Vero. Esperaba que se lo dijera a Salva y éste a su vez a Javi a ver si se decidía a decirme algo.

Entró una videollamada de mis amigas, ¿que querrían?

Olga: Hola chicas!

Vero: Holaaaaaa!

Yo: Hola ¿como estáis?

Olga: Chicas os llamo porque mi hermano me ha comentado que el sábado van a ir al Karaoke que hay aquí cerca en el barrio y me ha preguntado si nosotras queremos ir, los chicos tienen ganas de vernos y dicen que el Karaoke sin nosotras no es lo mismo.

Vero: ¡Yo me apunto!—dijo aplaudiendo, lo pasaremos genial.

Yo: ¿Quien irá?

Olga: Han quedado Raúl, Óscar y mi hermano, esta vez Lucas no vendrá.

Yo: ¡Ah! Vale, yo también me apunto me caen bien Raúl y Óscar—dije ruborizada.

Vero: Lara, ¿te ha propuesto quedar Javi?

Lara: No, no me ha dicho nada.

Olga: Después de lo que te ha hecho no entiendo por qué sigues hablando y quieres quedar con él—dijo algo molesta.

Yo: Me dijo que él no había sido el que le había dado el número a Mikel y a ver si se quedó dormido cuando quedamos tampoco es tan grave, si me lo pide, quedaré con él para hablar, si lo tengo cara a cara seguramente sabré si me ha mentido, ya sé que es una tontería pero necesito saberlo.

Vero: Está bien, tienes razón en querer salir de dudas. Salva me dijo que tiene intención de proponértelo pero aún no se atreve, imagino que tiene miedo a que le digas que no.

Yo: No tengo prisa, si quiere ya me lo dirá—dije encogiéndome de hombros.

Olga: Bueno chicas pues ya hablaremos para concretar a que hora quedamos el sábado, ¿ok?

Yo: De acuerdo, Olga una pregunta, ¿Lucas está bien? Hace varias semanas que no lo he visto y estoy un poco preocupada.

Olga: Creo que si está bien, si no fuera así mi hermano me hubiera comentado algo, pero no es el caso. ¿Lo echas de menos?—dijo con una sonrisita pícara—mis mejillas empezaron a arder.

Vero: Uyyyy Lara creo que alguien se muere de ganas de ver a cierto rubio—dijo mi amiga con una sonrisita.

Yo: Que no, de verdad, simplemente me ha extrañado no haberlo visto en tantos días y que este sábado tampoco venga. La última vez que lo vi me comentó que le dolía la cabeza y ya no he sabido más de él. No penséis cosas que no son—dije resoplando.

Olga: Está bien, no te enfades, si me entero de algo por mi hermano te lo diré para que te quedes tranquila, ¿vale?

Yo: Gracias Olga—le dije sonriendo.

El sábado, para variar, habíamos quedado en casa de mi amiga siempre era el punto de encuentro entre nosotros cuando salíamos por la noche. Cuando llegué ya estaba Vero y para mi sorpresa también estaba Lucas allí, me quedé parada y con los ojos como platos, me ruboricé al instante.

—Hola Lara, cuantos días sin verte ¿Como estás preciosa?—se acercó pero no hizo ademán de darme dos besos, así que me acerqué un poco dándole pie a que lo hiciera, sonrió y así lo hizo, me dio dos besos rápidos en las mejillas.

—Hola Lu..Lucas—conseguí decir—me habían dicho que hoy no vendrías—dije completamente ruborizada.

—Si, es cierto, no iba a venir pero a última hora me he animado y ahora me alegro mucho de haber venido—dijo sonriéndome.

Como siempre mi amiga Olga aún estaba en el cuarto de baño acabándose de arreglar y nos tocó esperarla casi media hora, una vez salió del baño nos despedimos de sus padres y de su abuela y nos dirigimos a un bar en el que habíamos quedado con Raúl y Óscar.

Cuando llegamos al bar Raúl y Óscar ya estaban allí tomando algo. Nos pedimos algo de beber y nos sentamos a una mesa. De pronto Vero y Lucas se levantaron y se dirigieron a fuera del local, ¿que les pasaría?

En la mesa estaban todos muy raros, no paraban de mirarse entre ellos y de vez en cuando me miraban y sonreían, no entendía nada.

—Lara, ¿te animas a jugar a los dardos con nosotros?—me propuso Raúl.

—Vale, en el chalet tenemos una diana, seguro que no va como esta pero me gusta jugar—me levanté detrás de él.

Nos pusimos a jugar al quinientos uno Juan, Raúl, Óscar y yo, Olga dijo que prefería quedarse en la mesa mirando, a ella no le gustaba jugar a los dardos, le gustaba más jugar al billar. Ganaba la partida la primera persona que conseguía llegar a cero, cada vez que tirabas te descontaban los puntos del total hasta que llegabas a cero, si te pasabas el marcador se ponía de nuevo en el último número que había antes de la última tirada. Mientras jugábamos seguían con las miraditas y las sonrisitas, me estaba poniendo muy nerviosa. No creo que fuera por mi atuendo, llevaba un pantalón ajustado que resaltaba mi culito respingón con forma acampanada en el bajo, y un jersey calentito de pelo en color verde que me llegaba a la cintura, debajo llevaba un jersey ajustado de tirantes anchos para quitarme el jersey en el caso que hiciera calor en el karaoke. Cada vez estaba más nerviosa y ruborizada. 

Quédate A Mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora