Nos acercamos al mostrador para pagar y que nos informaran de la pista que nos asignarían, nos tocó la número ocho. Nos dieron unos zapatos especiales no sin antes indicarnos que lo mejor era coger un número más, pagamos la mitad cada uno. Los zapatos eran mitad azules mitad rojos, Lara decía que se sentía ridícula que parecían de payaso, no pude reprimir una carcajada. Nunca había ido a la bolera, bueno sí, me dijo que la habían llevado sus padres pero era una infantil que estaba en un pueblo cerca de donde tenían el chalet. Puse los nombres en la máquina, no había estado nunca en este local pero era de la misma cadena a la que iba a jugar con Juan así que las máquinas eran iguales.
—Nos ha tocado la pista número ocho, ¡mi número favorito!—aplaudía risueña, me encantaba cuando hacía esas cosas, me sorprendía la capacidad que tenía para ponerse contenta con pequeños detalles que otros quizás ni apreciarían. Me perdí en sus ojos grises que me miraban fijamente con inocencia provocando que saliera a relucir mi lado más tierno y protector. Me acerqué posando mis manos sobre sus mejillas, bajé un poco su cabeza para besar su frente, al separarme me miraba confusa.
Me encanta cuando haces estas cosas, no cambies nunca esa esencia tuya—sonrió tímidamente ruborizada—tiras tu primera preciosa, coge una bola, tienes que intentar tirar todos los bolos, si no los tiras a la primera tienes un segundo intento en la misma tirada—asintió—te ayudo a escoger una bola, hay de varios pesos—escogió una que ponía siete.
Se puso en posición y tiró, la bola fue a parar directamente al canal, se giró mirándome decepcionada.
—En esta tirada te voy a ayudar para indicarte como hacerlo ¿de acuerdo?—asintió aplaudiendo.
Cuando me puse detrás de ella se tensó y empezó a temblar, no estaba cómoda así que me aparté.
—Mejor te explico como hacerlo—asintió aliviada, cogí una bola y me puse a su lado—Mira, te tienes que agachar y cuando tires el pie derecho se va hacia atrás y a la izquierda, así—hice una demostración de como tirar sin lanzar la bola, asintió de nuevo—¿a ver como lo haces ahora?
Lanzó la bola como le indiqué y esta vez derribó cuatro bolos, se giró contenta y saltó aplaudiendo.
—¡Bien!, he tirado cuatro—seguía aplaudiendo, gracias por tu ayuda—sonreí y chocamos las manos—¡genial pequeña!.
Seguimos tirando, a ella no se le daba especialmente bien, la bola iba a parar más veces al canal de las que le gustaría, yo le decía que no pasaba nada que le faltaba práctica pero que no lo hacia mal, intentaba animarla. Verla allí delante cada vez que tiraba se estaba convirtiendo en un calvario, se la veía tan sexy desde mi perspectiva cada vez que la veía agacharse para tirar.
—Lara, estoy empezando a pensar que me has traído aquí para torturarme con semejante espectáculo de tu trasero a cada tirada, malo me estoy poniendo, si lo sigues moviendo de esa manera voy a tener serios problemas —me miró con la boca abierta y confusa, me acerqué a ella y le susurré al oído—pequeña, cierta parte de mi anatomía está empezando a tener vida propia.
Bajó la vista para comprobar que efectivamente tenía mi entrepierna algo abultada, se retiró algo asustada. Me apresuré a acercarme de nuevo para tranquilizarla, alcé su barbilla para que me mirara.
—No pasa nada, estás muy sexy cuando te agachas de esa manera para tirar y ver como te mueves al hacerlo es un espectáculo. Tu culito es la parte que más me gusta de ti, es normal que mi cuerpo reaccione ante semejante visión, no pasa nada, en seguida volverá a la normalidad, lo hablamos anoche, a veces nos excitaremos pero no tenemos por que hacer nada, ¿de acuerdo?—respóndeme, por favor— supliqué.
—Si, de acuerdo—asintió algo dudosa, intentó bajar la cabeza pero no se lo permití.
—Te lo he dicho porque es más que evidente y no quería que lo vieras y pensaras lo que no es. Esto solo demuestra lo mucho que me gustas pequeña, ni siquiera puedo evitar que mi cuerpo reaccione a ti sin tocarte, así de encandilado me tienes —me acerqué sin tocarla y la besé en la frente, seguía algo alterada—Tienes que tirar la segunda bola.
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Quédate A Mi Lado
RomansaElla, insegura, tímida, altamente desconfiada y muy frágil por todo lo vivido a sus 23 años.... Él seguro de sí mismo, divertido, simpático, popular y muy....perspicaz. Ellos son Lara y Lucas. Una cena a la que Lucas se ve obligado a ir para acompa...