15 de Septiembre del 2022
Dylan llegó y siquiera fue capaz de darme una sola mirada, simplemente murmuro: —¿Dónde esta ella?
Mientras Alex seguía en el comedor con la mirada perdida, me apresure al cuarto de huéspedes que estaba frente a mi puerta, conseguí unas sábanas blancas que había en un mueble, de seguro regalo de mi madre y me apresure a hacer la cama.
Después de poner unas mantas adicionales, por más que el departamento era cálido, me pregunte que carajo estaba haciendo, porque daba por hecho de que Alex se quedaría a dormir en mi casa y tan rápido como llegó aquella duda, se disipó, porque estaba seguro de que ella no tenía donde ir.
Y a mi me sobraba una habitación, dos, para ser más exactos y..., la realidad me aterró, porque no podía dejarla a su suerte, no iba a hacerlo.
No después de haber evitado que saltara desde un puente.
Cuando volví a la sala, me encontré con Dylan acuclillado frente a Alex, hablándole en voz baja, aunque no obtuviera respuesta.
—¿Quieren pasar por la habitación? —Pregunte.
Dylan asintió, pero cuando miró a Alex, ella simplemente no dijo nada, me miró a mi, como esperando que hiciera algo, pero la realidad era que tampoco sabía muy bien que hacer.
Me acerque a ellos y Dylan nos dio espacio y cuando me arrodille frente a ella, sus ojos grises se clavaron en los míos.
—Alex, iremos a la habitación ahora, ¿está bien? —Murmure. —Dylan es mi amigo —agregué en voz baja y por suerte este no me corrigió. —Nada malo va a pasarte ahora, ¿está bien? No dejaría que nada malo te pasara.
Ella me miro por lo que pareció una eternidad, antes de clavar sus ojos en Dylan, que esperaba paciente y luego asentir.
Le di la mano y la tomó después de dudar solo unos cuantos segundos y entonces se puso de pie y con su mano tomada de la mía, caminamos a la habitación.
Una vez allí, no supe muy bien que hacer, sabía que lo mejor era dejarlos a solas, pero había algo que me impedía separarme de Alex, era como si necesitara asegurarme que ella estaría bien.
Se sentó en la cama y entonces murmure en voz baja que iba a irme, pero sus ojos, asustados, se clavaron en los míos con pánico.
—Esta bien —dije, acuclillándome frente a ella. —No me voy si no quieres.
—Creo que sería lo mejor —me interrumpió Dylan.
—No me voy si ella no quiere —respondí rápidamente, sin despegar la mirada de Alex.
Ella nos miró, dudosa, antes de mirarme nuevamente y murmurar por lo bajo un escueto está bien.
Salí de la habitación, no sin antes de lanzarle una mirada de advertencia a Dylan y caminar en dirección a la cocina.
Lo primero que hice fue encender la cafetera, porque algo me decía que iba a necesitarla esta noche, pero entonces, mientras el café se preparaba, pasé directamente a la vitrina donde guardaba algunas bebidas fuertes y me serví una medida de whiskey.
Apoye mis manos en la barra mientras le daba un sorbo a la bebida, sin molestarme en ponerle un cubo de hielo, mientras mis ojos no paraban de dirigirse en dirección a la habitación.
No tenía idea de porque estaba tan nervioso, a decir verdad, siquiera sabía en que estaba pensando cuando había traído a una desconocida a mi casa. Cualquier persona con un poco de cordura la hubiera llevado a un hospital o a una comisaría, pero cuando había nombrado aquello, había habido tanto pánico en su mirada que siquiera me había podido la voluntad de hacerlo.
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El día que dijimos adiós
RomantikSoy una persona a la que no escucharás quejarse de la vida que lleva: Tengo el trabajo de mis sueños y mi carrera en la firma de abogados solo va en ascenso. Acabo de ganar un juicio que me dejará en las grandes ligas. Estoy pensando en proponerle m...