Mayo 10
Conocí a tu hermana hoy.
Chocamos con ella fuera de una cafetería a la que me habías acompañado a dejar algunos curriculums.
Me pareció agradable y no comprendí muy bien el porque parecías tan incómodo.
Tu cara se transformó cuando la invité esa noche a comer.
Una vez que se alejó, con la promesa de vernos esa misma noche, te pregunté si estaba todo bien.
Me dijiste que sí.
No insistí, porque sabía que cuando estuvieras listo, me lo contarías.
Pasó un par de horas después.
Entraste a la habitación blanca, con una bandeja que contenía dos tazas de cafe.
Te sonreí y me gané un beso en los labios.
Te dije que no teníamos que hablar si no querías hacerlo.
Me dijiste que era increíble y después me contaste que no te llevabas del todo bien con tu familia.
Me dijiste que tus hermanos siempre hicieron como si tu no existieras.
Que tu padre siempre había sido demasiado exigente para ti.
Me contaste que tu madre era buena, pero que siempre habías sentido como si para ella fueras nada más que un trámite, como si tu crianza y el amor que en ocasiones te brindaba, era algo que lo hacía por obligación.
Me dijiste que la mayoría de las veces te sentías mal por pensar así.
Me dijiste también que era la primera vez que le decías eso a alguien.
Dijiste que hacía meses que no los veías y que apenas si habías recibido un mensaje esporádico para preguntarte como estabas.
Me dijiste que te sentías mal por siquiera extrañarlos.
Me rompió un poco el corazón verte de ese modo, Tay.
Tan inseguro.
Me dió la sensación en ese mismo momento de que te habías sentido solo todo la vida.
Te abrace, porque no sabía que otra cosa hacer, más que prometerte que siempre iba a estar contigo.
Que nunca volverías a estar solo.
Y me abrazaste de regreso y creo que lo hiciste porque realmente, por primera vez, te permitiste creer en aquellas palabras.
Mayo 13
No te dije nada al respecto, pero la noche que vino a comer tu hermana con nosotros, intercambiamos teléfonos.
No voy a negarlo, en un principio desconfíe, teniendo en cuenta lo que me habías contado de tu familia, pero la verdad fue que la noche que vino Lily a comer, lo pasamos genial y me atrevo a decir que incluso tú lo hiciste.
ESTÁS LEYENDO
El día que dijimos adiós
RomansaSoy una persona a la que no escucharás quejarse de la vida que lleva: Tengo el trabajo de mis sueños y mi carrera en la firma de abogados solo va en ascenso. Acabo de ganar un juicio que me dejará en las grandes ligas. Estoy pensando en proponerle m...