Julio 19
Me sentía como un fracasado.
No, corrección, yo era un fracasado.
No había duda de aquello.
Y..., no sabía que hacer y comenzaba a entrar en pánico.
Celie se había ido a ver a sus padres y por Dios, lo agradecía, quería las primeras veces que Oscar estuviera aquí, poder disfrutar con él, que me conociera, que nos acercáramos poco a poco, había sido comprensiva al respecto, habíamos estado de acuerdo que era lo mejor para Oscar, para no abrumarlo con tantos cambios de repente.
Quería, mierda, quería con todas mis fuerzas entablar una relación padre/hijo con él.
Y ya me estaba saliendo del carajo.
Lo había notado decaído por la noche, cuando llegamos, no había querido comer mucho, ni hablar, a pesar de que se había animado cuando le había propuesto ver una peli juntos.
Solo había preguntado por su madre una vez, pero no pidió por ella, sino que se había quedado allí, pensativo.
No iba a llevarlo de regreso hasta el lunes.
Era sábado por la tarde y cuando había tocado sus mejillas al verlas sonrojadas, me di cuenta que estaban calientes.
Joder, Oscar tenia fiebre.
Y yo no sabía que hacer.
No quería llamar a mi madre.
No quería llamar a Alex, pero sabía que tenía que hacerlo, por más que me sintiera de la mierda.
Me dije a mi mismo que no era mi culpa, que en realidad de seguro llevaba unos días incubando algo.
Oscar no había querido comer mucho, pero tenia que hacerlo, asique poniéndome firme, le pedí que tomara toda la sopa, que aquello le sentaría bien.
Lo hizo sin dar mucha pelea y luego dijo que quería ver tele. Me senté con él, pero no habían pasado ni veinte minutos cuando ya se había dormido.
Marque el teléfono de Alex, que ahora estaba en mis contactos importantes.
Sonó hasta que mando al buzón.
Intente una vez más.
Nada.
Comencé a ponerme nervioso, ¿como podía ser que no me atendiera el teléfono? Se suponía que estaría atenta, me dijo que cualquier cosa la llamara, pero supongo que ambos habíamos dado por hecho que no lo haría, por que jamás imagine que las cosas podrían salir mal.
Espere una hora, Oscar seguía durmiendo.
Llame de nuevo.
Nada.
Algo retorcido se me apretó en el vientre, pensando que tal vez ella no tenía cobertura en el teléfono, que había decidido hacer un viaje con su pareja y que seguramente creyó que nada iba a pasar.
Descarte aquella idea de repente, porque estaba seguro de que Alex jamás haría aquello, pero la molestia de que no respondiera escocia y mucho.
Intente una vez más, pero sabía que seria en vano.
Suspiré y en lugar de intentar nuevamente con Alex, esta vez llamé a mi madre.
Llegaron después de media hora, ella y mi hermana.
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El día que dijimos adiós
RomanceSoy una persona a la que no escucharás quejarse de la vida que lleva: Tengo el trabajo de mis sueños y mi carrera en la firma de abogados solo va en ascenso. Acabo de ganar un juicio que me dejará en las grandes ligas. Estoy pensando en proponerle m...