CAPÍTULO TREINTA Y TRES

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Julio 2023


Termino de chequear el mail que me envió el organizador de eventos, teniendo en cuenta que para esa fecha  no voy a tener un segundo de mi vida libre, prefiero tener todo resuelto unos meses antes. 

Sé que Alex no va a esperarse la sorpresa de cumpleaños, es por eso que contacte a Harry, el portero del edificio, junto con la organizadora, para que la noche antes del cumpleaños de Alex, que coincide también con mi fiesta de ascenso, entren al departamento para acomodar todo. 

Me subo a la moto luego de enviarle un mensaje a Alex avisandole que estoy en camino y luego de ponerme el casco, me dirijo por fin a nuestra casa. 

No puedo evitar la sonrisa que se me forma en el rostro cuando recuerdo lo preciosa que se veía Alex en nuestro compromiso por civil. 

Lo hermosa que se vio una vez que llegamos a casa. 

La sonrisa que se hace más grande cuando la imagino un par de años más adelante, cuando por fin tenga una exposición, cuando pueda dedicarse a lo que ama. 

Cuando llegue el día que decidamos tener hijos y la vea con él o ella en brazos. 

Ignoro la llovizna que rápidamente se convierte en un aguacero mientras me desespero por llegar a casa, donde seguramente me espere con el ceño fruncido y una toalla en la mano, regañandome por decidir volver en la moto. 

Y es en ese momento, mientras las gotas de lluvia cubren el casco, mientras siento la humedad filtrarse por entre la chaqueta de cuero, cuando un ruido ensordecedor me trae de repente a una realidad de la que me encantaría haber podido escapar. 

Antes de siquiera poder reaccionar, soy arrancado de la moto en la que tantas veces lleve a mi prometida. 

Es un momento extraño para tener el recuerdo de sus brazos encerrados con fuerza a mi alrededor, pero de todas maneras llega. 

Llega cuando me golpeo por todas partes del cuerpo mientras ruedo por el asfalto mojado. 

Me duele tanto todo que siquiera puedo concentrarme en un solo lugar de mi cuerpo que no duela. 

La cabeza me palpita y siento líquido recorrerme por la frente, aunque no descifro si es la lluvia o es sangre. 

No tengo el casco puesto. 

Intento aferrarme a algo, cualquier cosa mientras siento que lentamente la negrura me arrastra profundamente a la inconsciencia. 

Pero algo me dice que no me deje arrastrar, que si lo hago, puede que no vuelva a ver a los ojos grises que me roban el aliento.

Y como si de un espejismo se tratara, el rostro de Alex aparece frente mío. 

Los ojos grises que quiero ver cada día de mi vida se me aparecen en frente. 

Tiene el cabello seco, a pesar de la lluvia torrencial que me acaricia el rostro. 

La piel.

La miró fijamente. 

Esos labios. 

Ese rostro.

Ya no siento muchas partes del cuerpo. 

Pero no me importa, nada importa si ella está conmigo. 

Es el amor de mi vida. 

Tengo mucho frío.

Estoy contento de habérselo dicho. 

Algo me dice que no voy a volver a hacerlo. 

El pensamiento de no volver a ver a Alex hace que una lágrima se me escape. 

La amo, carajo. 

La amo y tengo miedo de no poder volver a decírselo en la cara. 

«No volverás a hacerlo» me dice una indeseada voz. 

Más lágrimas se me escapan. 

El espejismo de Alex sigue mirándome.

Pareciera que quiere decirme algo. 

Que me pide que pelee. 

No puedo hacerlo.

Me duele todo el cuerpo. 

Susurro un te amo al aire. 

Al destino injusto que pone a mi prometida en esta situación, de tener que perder a alguien importante para ella por segunda vez en la vida. 

Tengo un miedo atroz por ella. 

Por que no pueda superar esto.

Pero mi chica es fuerte. 

Va a hacerlo. 

Sé que va a hacerlo. 

La amo. 

«Te amo, Alex»

Me repito las palabras una y otra vez. 

Alex. 

Alex. 

Alex. 

Y su nombre es el último pensamiento que tengo antes de dejarme llevar por el dolor. 

Alex. 

Su nombre y el gris de sus ojos. 

La certeza de que mi hizo el hombre más feliz del mundo. 

El olor de su piel. 

El aliento cálido en mi cuello a mitad de la noche. 

Sus piernas envueltas a mi alrededor. 

Su mano que me busca en mitad de la noche. 

El olor a pintura. 

Su sonrisa. 

Alex. 





El día que dijimos adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora