Agosto 14 del 2023
Asiento en dirección a mi padre, pero la verdad es que no tengo idea de que demonios es de lo que me está hablando, de seguro algo de su empresa y de cómo le está costando trabajar a la par de mi hermano mayor, deduzco aquello porque este último se ha levantado y ha caminado a entretenerse con otra cosa.
Alex, en el sillón que tengo enfrente, luce tensa y pareciera que no tiene idea de cómo actuar alrededor de mi familia, algo me dice que en realidad tiene miedo de que, si se comporta de la manera que realmente es, ellos le saltaran encima.
No estoy muy seguro de que no tenga razón en ello.
Aprovecho a ponerme de pie cuando mi padre mira su teléfono y me acerco a su lado, dándome cuenta entonces que mis sobrinos están detrás del sillón, molestándola. No muy seguro de que mierda estaban haciéndole, pero nada más verme, corren despavoridos a esconderse.
Amago para ir a decirle a mi hermano que controle a sus malditos niños, cuando Alex me toma de la mano, deteniendome.
Miro nuestras manos ahora unidas cuando tironea un poco de mi y sin decir una palabra, entiendo que quiere que me siente a su lado.
—Estaban molestándole —murmuro, todavía sintiendo el calor de nuestras palmas juntas, el burbujeo en el estómago que me provoca aquello.
No se porque, pero me siento un poco incómodo, no por su mano tomando la mía, sino porque pareciera que ninguno de los dos sabe cómo actuar alrededor del otro y eso me molesta.
—Son niños —se excusa, su voz es baja.
Abro la boca para decir algo más, pero entonces mi madre nos está llamando para que vayamos a sentarnos a la mesa.
Alex me suelta la mano cuando se pone de pie y cuando quiero sentarme a su lado, mi madre me pide que lo haga en el otro lado de la mesa, donde siempre me siento.
Me remuevo, incómodo, pero entonces Alex niega con la cabeza, dándome a entender que en realidad no le importa, aunque una parte de mi, me dice que estas cosas a ella si le importan y mucho.
Suspiro, tomando asiento y sonriéndole a mi madre cuando me sirve a mi primero.
Alex se encuentra entre mi hermano y mi cuñada, esos dos no se soportan, no hace falta ser demasiado inteligente para darse cuenta, yo lo único que me pregunto es porque demonios siguen juntos y ver a Alex entre toda la tensión crepitante a punto de explotar..., me doy cuenta en ese momento de lo mucho que me odio a mi mismo por haberla traído aquí, por ponerla en esta situación.
Nadie habla en la mesa, la única que está cuchicheando cosas es mi madre, intentando rellenar los vacíos que hay, porque en realidad nadie tiene —o mejor dicho quiere—, compartir nada en la cena familiar.
Mi madre está comentando el nuevo escándalo del club al que asisten todos los fines de semana, donde una de sus amigas más antiguas fue descubierta engañando a su marido, murmura, entre risas falsas, lo avergonzada que se encuentra dicha mujer y como su marido, pobre, intenta actuar como si no fuera la comidilla de todos.
Mis ojos se clavan en Alex, que tiene el tenedor tan apretado entre sus dedos que tiene los nudillos blancos, parece que se percata de que es observada cuando nuestras miradas se encuentran y cuando estoy a punto de preguntarle si se encuentra bien, mi padre interrumpe a mi madre a mitad de una frase.
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El día que dijimos adiós
Roman d'amourSoy una persona a la que no escucharás quejarse de la vida que lleva: Tengo el trabajo de mis sueños y mi carrera en la firma de abogados solo va en ascenso. Acabo de ganar un juicio que me dejará en las grandes ligas. Estoy pensando en proponerle m...