DIARIO DE ALEX

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Marzo 4

Tengo una rutina y, ¿sabes qué, Taylor? Me gusta. 

Me gusta tener un motivo para levantarme a la mañana.

Me gusta que me des un beso siempre antes de irte, como si fuera impensado que no lo hicieras. 

Me gustan tus mensajes de texto. 

Me gusta como soy cuando estoy contigo. 

¿Por que sabes que? No sabía que podía ser esta persona, no sabía que era capaz de hacer reír a alguien, de hacer bromas por telefono. 

No sabía que la mirada orgullosa en tu rostro cuando veías algunos de mis cuadros me haría sentir la confianza para saber que tal vez, solo tal vez, podía dedicarme a esto algún día. 

Y te juro que por primera vez en mucho tiempo, comencé a pensar en un futuro.

En un futuro juntos, claro, pero también en un futuro para mí. 

Uno en el que yo era la protagonista de la historia y por primera vez, no tuve miedo. 

Y la sensación de una vida en tu compañía, pero por sobre todas las cosas, sin miedo, se sintió increíble.

Creo que eres genial, Taylor. 

Pero creo que yo  también soy un poco genial. 


Marzo 10

Había tenido un pésimo día en el trabajo.

Pésimo.

Mis compañeros de trabajo hacían incluso lo impensado para meterme en problemas.

Y mi jefe era un idiota, por lo que no había mucho que hacer al respecto.

Sin embargo me di cuenta de que nada de eso importaba si la recompensa que me daba el universo, era tu sonrisa una vez que llegaba a casa.

Nada más abrir la puerta estabas ahí, esperándome: no esperaste siquiera a que me quitara el bolso, me sostuviste entre tus brazos y giraste conmigo.

Y decías algo, pero no lograba entenderte.

Estabas contento.

Tu sonrisa era tan grande que estoy segura que la mía la igualó, por que tu felicidad también era la mía.

Y murmuraste algo de tu trabajo.

Y un ascenso.

Y entonces comprendí.

Comprendí lo que querías decir.

Comprendí que todas las noches sin dormir, por fin dieron sus frutos.

Comprendí que tu esfuerzo había valido la pena.

Y, ¿sabes que, Taylor? No me sorprende.

No me sorprende porque nadie más que tu se merecía esto.

Y estoy tan orgullosa de ti, Taylor.

Tengo tanto orgullo, que casi no me cabe en el pecho, carajo.

Te amo, Taylor.


Marzo 15

Al final mi jefe tuvo que cerrar la cafetería por el olor nauseabundo que había en ella. 

Los clientes se quejaban por que no se podía estar en el lugar. 

Nos dijo que no fuéramos hasta nuevo aviso, sin goce de sueldo, por supuesto.

Murmuraste que me veías más feliz que nunca.

Te creí, porque yo también me sentía de aquel modo.

Me dijiste que harías cualquier cosa por verme sonreír de la forma en la que me veías hacerlo estos días.

Demonios, me dieron una ganas locas de dejar mi trabajo.


Marzo 30

En un principio pensé que era casualidad.

A las semanas me di cuenta que era demasiado extraño.

Y entonces una mañana te descubrí.

Tenías mi Kindle en la mano.

Y anotabas en tu teléfono los títulos.

Entonces lo supe: El primer gasto que habías hecho con tu nuevo sueldo, había sido gastar en libros para mi.

Habías llenado casi la mitad de tu biblioteca con ellos, solo porque alguna vez murmure que los leía en digital porque eran más baratos que en papel.

La carcajada que largue te asustó un poco.

Y te bese tanto, Taylor.

Y después de ello, te bese un poco más, solo por el placer de hacerlo.

El día que dijimos adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora