Mayo del 2023
Abril terminó como un borrón. Las cosas en mi trabajo no dejaban de ir bien, el juicio en el que tanto había trabajado con Kleiman, a pesar de los altibajos, pudimos ganarlo y aquello me valió otro ascenso.
Tenía mi propia oficina, para consternación de quien había sido mi supervisor. No era como si tuviera muchos casos ganados, pero los dos que había logrado ganar, nos habían dado unas ganancias tremendas y mi nombre comenzaba a comentarse por entre los pasillos de las oficinas.
Era común por estos días que me invitaran a reuniones con los socios, cenas y eventos de caridad, a los que por supuesto, siempre arrastraba a Alex conmigo, a pesar de sus quejas.
Ella seguía en la búsqueda de trabajo, había llevado curriculums para todos lados, a pesar de que le había dicho que no hacía falta, que no tenía que trabajar, que podía quedarse en casa pintando todo lo que quisiera, pero ella —como me imaginé que haría— se negaba a aquello, aunque estaba aprovechando todo el tiempo libre que tenía para pintar.
La cantidad de cuadros que había en el cuarto blanco había incrementado considerablemente en las últimas semanas y habíamos hablado de que tal vez necesitaríamos un nuevo lugar donde ponerlos.
Le dije que podía alquilar un estudio para que ella pintara, pero me miró como si le hubiera apagado el sol y tapado la luna.
—Este es mi lugar —murmuró, cuando insistí en que me dijera que era lo que había pasado. —No me veo pintando en otro lugar que no sea este, Tay —confesó al final. —Esta habitación se siente mágica, ¿sabes? Se siente..., se siente como mío, pero también tuyo, nuestro.
No volví a sacar el tema del estudio, le dije que podíamos acomodar los cuadros por la casa, asique los que a ella más le gustaban, comenzamos a colgarlos por las paredes libres de arte —que eran prácticamente todas—, incluso le regaló uno a Dylan, que miró asombrado el arte que Alex era capaz de crear, había algo en lo que ella pintaba que simplemente te hacía sentir, aunque era bastante difícil describir el sentimiento, sino que era como si sus cuadros te atraparan de una manera que costaba una barbaridad dejar de apreciarlos.
Insistí muchas veces en llevar los cuadros de Alex a alguien que supiera del tema, pero me dijo que todavía no estaba lista, que sus cuadros no estaban listos, pero la realidad era que Alex lo que tenía era miedo, tenía miedo del rechazo, de algo que significaba tanto para ella, de repente pasara a no ser valorado de la misma forma en que ella lo hacía, lo cual a mi parecer era una locura, por que ella era realmente buena y sí, era mi novia y mi opinión podría no ser la más objetiva pero..., ella era buena, fin de la discusión.
Las cosas después de mi te amo parecía que habían cambiado. No para peor, por que yo seguía amándola incluso más con cada día que pasaba, a cada día que conocía un poco más de ella, me seguía enamorando más y más.
Daba un poco de miedo, no iba a negar aquello, pero también me había permitido a mi mismo relajarme con ello y permitirme a mi sentir, dejar que las cosas siguieran su camino.
Alex no me había devuelto aquel te amo, ni ese, ni todos los que vinieron después, pero no me importaba, porque en el fondo de mi corazón sabía que ella lo hacía, Alex no usaba mucho las palabras, pero porque ella era más de acciones y a mi me bastaba, no quería presionarla, había pasado por tanto en su vida que estaba bien con lo que ella podía darme, a su ritmo y su tiempo, si era necesario la esperaría toda la vida, no me importaban las palabras cuando la tenía a ella en carne y hueso y era más que suficiente.
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El día que dijimos adiós
RomantikSoy una persona a la que no escucharás quejarse de la vida que lleva: Tengo el trabajo de mis sueños y mi carrera en la firma de abogados solo va en ascenso. Acabo de ganar un juicio que me dejará en las grandes ligas. Estoy pensando en proponerle m...