Let There Be Love || Zoro Roronoa

D O S

Monkey D. Yune

Aún recuerdo lo tediosos que eran los entrenamientos, habían días enteros en los que no salía del dojo y que no comía por entrenar para ser la mejor en todos los aspectos.

Pero era una niña llena de energía, todavía podía entrenar y ser feliz al mismo tiempo, pero luego me sometieron a los entrenamientos y poco a poco me fuí alejando de mi sueño de conseguir el One Piece.

«—Dinos, Yune, ¿con quién irás a buscar el One Piece?»

Sonrío levemente, esos tres idiotas siempre peleaban para que yo los acompañe, pero sabía perfectamente que mi bebé llorón necesitaría mi ayuda más que los otros dos.

—Toma, te traje esto —miro a mi lado, es lo que sea que haya preparado Sanji—. Creo que tú ya me conoces

—Nefertari Vivi —dejo el plato en su lugar, realmente no tengo apetito—. Lo sé, no es fácil encontrarse con la realeza por aquí

—Whisky Peak no es mi hogar, solo me infiltré en los Barrocos para descubrir todo lo que le hicieron a mi pueblo

—Eso es muy noble de tu parte, preocuparte por personas que realmente no tienen casi nada que ver contigo —suspiro profundamente—. Eso es de admirar

—Eso creo, pero desayuna antes de que se enfríe —sonríe cálidamente, mi estómago ruge—. Tienes hambre

—No tengo hambre —respondo convenciéndome a mí misma de ello—

—Claro que tienes hambre —frunce levemente el ceño, puedo soportar esto—. Alimentate, Yune

—¿Sabes por qué estoy aquí? —cambio de tema, ella está algo molesta—. Vine por provisiones a Whisky Peak, jamás pensé que me cruzaría con mi hermanito y menos que me estuviese obligando a unirme a su tripulación

—Luffy parece ser muy distinto a ti —agarro el plato, no puedo desperdiciar la comida—

—Lo es, pero él es feliz y eso me mantiene tranquila —comento brevemente, termino de comer muy rápido—. Ya sabes, cuando eres la hermana mayor, siempre colocas a tu bebé llorón adelante y lo impulsas para que sea feliz

—No lo sé, no tuve hermanos

—Nosotros crecimos con nuestro abuelo, una amiga suya, Dadan, y con una amiga del pueblo, Makino, en pocas palabras, no tenemos padres o quizás sí, realmente no lo sé —me encojo de hombros, ella me mira atentamente—. Así que cuidé de Luffy hasta que empecé a entrenarme para poder protegerlo y aquí estoy

—Yune, ¿has oído sobre la teoría de los ojos apagados? —frunzo el ceño, no sé a qué viene eso—

—No y ha de ser estúpida así que mejor no me lo cuentes —respondo seca, ella resopla—

—No creo que seas tú realmente, estás siendo distante por algo —sonríe ampliamente, ella no sabe nada—. Por lo menos permíteme decir que ahora soy tu amiga

¿Mi amiga? Yo jamás le dije que lo fuese.

—Yo no necesito amigos —contesto, ella agarra mi brazo—. Sueltame

—Yune, por lo que dijo Luffy, creo que algo realmente malo tuvo que pasarte para que cambies tanto y yo puedo escucharte —anima, definitivamente no—

—Yo creo que no —quito suavemente su mano, tampoco soy un monstruo—. No me ha pasado nada, simplemente maduré y veo el mundo de una manera distinta a la de ustedes

Agarro mi enorme saco de berries y me alejo de ella, ni su amabilidad me hará ser débil, yo no pienso ser como todos los nakamas de mi hermano.

Yo soy Monkey D. Yune y jamás necesitaré de nadie para sobrevivir, soy capaz de derrotar a peligrosos enemigos sola y así es como trabajo.