Let There Be Love || Zoro Roronoa

E L V E S T Í B U L O

Narración omnisciente

Monkey D. Garp tenía esperanzas de que su nieta se convirtiera en una admirable almirante de la Marina, quería que no cometa errores por vivir con los bandidos de la montaña.

—Realmente no conozco su nombre, Joseph-san —asegura Garp, el agente del Cipher Pol Zero mueve los dedos sobre la mesa—. Apareció en el Cuartel General hace unas semanas y simplemente no sabemos qué hacer

—¿Cuál es tu nombre? —pregunta Joseph, Yune se encoge de hombros—. ¿No tienes uno?

—No… —contesta la menor, Joseph ríe—

—Garp, estoy seguro de que esta niña es la hija del rey… Una niña perdida de Mary Geoise, su padre ha estado esperándola por años —comenta Joseph, Yune mira a su abuelo—. Has sido un gran héroe, me encargaré de reunirla con su padre

—No… Te… Vayas —balbucea Yune, Garp mira a la niña—

—Quédate aquí, ha dicho que te reunirás con tu padre —dice Garp, Yune asiente despacio—. Es un poco nerviosa

—Ya me dí cuenta —responde Joseph cargando a Yune—. Nos vamos

Yune estiró sus pequeños brazos hacia su abuelo, no quería irse sin él y mucho menos con alguien desconocido, la pequeña pataleó hasta quedarse dormida en los brazos del agente del Cipher Pol.

—Hemos encontrado a su hija, su majestad —comenta Joseph a través del Den-Den Mushi—. Está algo nerviosa, pero estable

—Tráela a Mary Geoise —ordena el “padre” de Yune—. Serás recompensado por haber encontrado a Hiroko

El viaje fue largo, Joseph miraba a la pequeña esperanzado, quizás ella sí era la hija perdida del Tenryubito que tanto había estado jodiendo por buscar a la menor.

Llegaron a Mary Geoise y Yune caminó de la mano de Joseph, estaba sorprendida por la cantidad de lujos que había en el palacio.

—Aquí está la niña, su majestad —dice Joseph, Yune mira nerviosa al hombre—. ¿Es ella?

—Sí —sonríe maliciosamente—. ¡Largo, Joseph!

El agente abandonó la habitación dejando a Yune frente al que sería su verdugo por los siguientes dieciséis años.

—Me comentó que no tienes nombre, ¿no es así? —Yune asiente despacio—. ¿Quieres ser mi hija?

—No lo sé —contesta la pelinegra—

—A partir de ahora serás mi hija, ¿entendido? Te llamarás Hiroko… Te voy a educar, cuidar y entrenar por el resto de tu vida para convertirte en una gran princesa —la pelinegra lo mira confundida—. ¿Cuándo es tu cumpleaños?

—Primero de enero —sonríe la menor pensando en que le darían un regalo—

—Eres exactamente a la niña que buscaba —dice el mayor, Yune hace una mueca—. Serás mi hija a partir de ahora

El rey sonrió pensando en los macabros planes que tenía para aquella pequeña que miraba todo Mary Geoise asombrada, jamás había estado en un lugar tan grande.

—Ven aquí, Hiroko —pide el rey extendiendo su mano hacia Yune—. Esta será tu nueva habitación

—¿Y tú cómo te llamas? —pregunta la menor agarrando su mano—

—¿Yo? Soy Mitsuhiro, tu padre —contesta el mayor abriendo una puerta—. Dormirás aquí, mañana mismo empezaremos tu entrenamiento así que duérmete temprano