T R E S

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Monkey D. Yune

No sé si estoy cometiendo un error, pero sé que necesito a alguien para poder apoyarme y no quiero hacerlo con mi hermano porque aún es mi bebé llorón.

—Sé que crees que soy un demonio —acomodo mi cabello—. Es lo que quiero que todos piensen, que no hay humanidad en mí y que justamente por eso se alejen

—Ve a lo que quieres decir realmente —frunce el ceño, alzo la mirada—

—No lo soy realmente, Roronoa —miro fijamente a sus ojos—. No podría serlo realmente, pero tengo que mostrarme así si no quiero volver al dojo

—¿Por qué?

—Porque —suelto una carcajada—. ¡Ay, quiero ir al baño! Porque el sensei me golpeará, no quiero perder de nuevo la consciencia

—Yune —continúo riendo, las lágrimas brotan lentamente—

—Es tan gracioso, uffffff, ni siquiera recuerdo en qué momento perdí la consciencia —limpio mis lágrimas, no debería reírme—. Pero estoy viva y aprendí la lección

—Yune —agarra mis hombros bruscamente, cierro los ojos—. Deja de reírte

—¿Entonces debería llorar? —cuestiono intentando controlar mi risa—. Llorar es para los débiles

—No puedes reírte de tu sufrimiento, Yune —reclama el espadachín, abro lentamente los ojos—. ¡Llora!

—No tengo permitido llorar —continúo riendo, él me pega a su pecho—. Oye, sueltame, pervertido

—Todos tenemos permitido llorar cuando algo nos lastima —rodeo su cuerpo con mis brazos y escondo mi rostro en su pecho—

—Soy muy débil —sollozo, golpea suavemente mi espalda—

—No lo eres

—Sí lo soy, sí lo soy —golpeo mi cabeza suavemente contra su pecho—

Realmente soy débil porque estoy confiando en un chico que no me conoce, pero que siento que no me va a traicionar.

—Si fueses débil, no estarías aquí —me aleja, mi rostro ha de estar hinchado—. Tienes permitido llorar, Yune, somos humanos

—No cuando mi sensei es tu mentor —limpio mis lágrimas, él suspira—. Dejé de ser humana en ese instante

—No, jamás dejas de ser humano aunque pasen cosas horribles —limpia bruscamente mis lágrimas—. Deberías dejar de hacerte ver como una persona totalmente distinta

—No puedo confiar en todos tus nakamas, yo no soy tan libre como ustedes —suspiro profundamente, odio que mi nariz se tape cuando lloro—

—Eres igual de libre que nosotros, Yune

—No, realmente no lo soy, pero gracias por haberme escuchado —sonrío sincera, me siento presionada a seguir siendo distante—

«—No seas amiga de las personas que vas a utilizar, nunca tendrás nakamas, tú trabajas sola»

Me paro de puntillas y beso su mejilla, recuerdo que a Ace le agradecía así cada vez que se quedaba a escucharme, antes amaba el contacto físico.

—Buenas noches, Roronoa

Me alejo de él, debo volver a la habitación de chicas antes de que amanezca y empiecen a insistir para que hable.

«—Yunie, debes ser tú misma, creo que todos amarán esa personalidad tan linda que tienes muy escondida —miro al gigante, no quiero hacer eso—. Eres bastante tierna cuando puedes ser tú, Yunie, deja que el mundo te vea»

Let There Be Love || Zoro Roronoa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora