C U A R E N T A Y S I E T E

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Narración omnisciente

Jonathan sabía que su superior estaba planeando algo, sin embargo, no quería que continuase involucrándose puesto que eso solo terminaría destruyendo al G-8.

—¡Oigan, malditos! ¿Qué creen que hacen? ¿Saben con quién se están metiendo? —cuestiona el verdadero Shepherd, estaba encarcelado injustamente—

—Lo escuchamos varias veces mientras te traíamos, el comandante de la sede de la Marina, Shepherd, ¿no es cierto? —pregunta burlón, el marine no creía que eso fuese posible—

—¡Si ya lo saben, entonces sáquenme de una vez, tengo asuntos con el vicealmirante Jonathan! —exige el comandante, ninguno le hacía caso—. ¡La señorita Kiyoko también espera por mí! ¡Idiotas, ella los matará por haberme encerrado aquí!

—¡Ya fue suficiente! ¡Guarda silencio de una vez! ¡No menciones el nombre de nuestra preciada señorita Kiyoko en vano! —regaña uno de los cabos, Shepherd comenzaba a desesperarse—

—Ya detente, te ves mal, rendirse es importante para un hombre… Mejor deja de hacer alboroto, querido Condoriano —sonríe Usopp, estaba intentando salvar a Robin—

—¿Dijiste Condoriano? ¿Qué es eso? ¿Y tú quién eres? —pregunta el comandante, Usopp estaba obligado a seguir con su pequeña mentira—

—Oye, yaaaa, tranquilo, déjate de bromas —pide Usopp acercándose al hombre—. No me digas, de repente olvidaste mi rostro y hasta tu nombre

—¡Suficiente, aléjate de mí! ¡Sáquenme, no conozco a estos tipos! —insiste el comandante, los tacones empezaron a escucharse—

—¿Qué fue lo que te sucedió? No me digas que cuando caímos, te golpeaste la cabeza y perdiste la memoria —finge estar preocupado, todos los cabos se colocan en posición para saludar—

—¡Señorita Kiyoko, bienvenida! —dicen los tres cabos al unísono, Kiyoko asiente—

—¡Agente Kiyoko, soy yo, Shepherd! —insiste el hombre intentando alcanzar a la agente—

—Deja de quejarte, sé un hombre y acepta tus errores, tripulante de los piratas Mugiwara… ¿No te da vergüenza mendigar por tu libertad? Por eso es que me encargo de erradicar la basura tan persistente como ustedes, no toleraré que sigas armando un escándalo por tu libertad, morirás al igual que esos dos imbéciles

—Pero agente Kiyoko, usted… Yo soy Shepherd, créame —insiste, Kiyoko inserta sus dedos índice y medio en el brazo del tipo—

—¿Vas a seguir insistiendo con eso, basura? —pregunta Kiyoko, el comandante niega—. Por cierto, cabos, hay algunas ratas en el lugar así que por favor vigilen bien a estos tres, es probable que decidan bajar

—¡Sí, señorita Kiyoko!

Ciertos chicos estaban en los pasillos de Navarone corriendo en busca de sus nakamas, la espadachina finalmente encontró a sus amigos.

—Sanji, Gomita —Yune abraza a su hermano, todos estaban completamente separados—. Ay, esperen

Yune comienza a correr detrás de los dos chicos, Sanji mirando a todos lados para que no lastimen a su preciada Caramelito y Luffy buscando a sus amigos.

—¡Si quieres venir, ven! —grita Usopp, Yune niega despacio—

—¡Escuché una voz! —avisa Sanji girando, los tres comienzan a bajar las escaleras—

—¡Por aquí, síganme! —dice Luffy, Sanji y Yune bajaban juntos—

—Vinieron con Yune… ¡Ten cuidado, Luffy! —exclama Usopp, Zoro inmediatamente abrió los ojos al escuchar el nombre de la espadachina—

Let There Be Love || Zoro Roronoa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora