Epílogo

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Narra Luz:

Recuerdo que tenía miedo. Miedo de entrar a aquella casa, encontrarme con mi familia y amigis y no saber qué decir. De seguro, todos me odiarán por haber jugado de esta manera con ellos.

Sin embargo, me sorprendió que fuera todo lo contrario.

Luz: Eh... Hola. -Dije con tímidez al estar frente a todos. Me sentí avergonzada por primera vez y agaché mi cabeza para evitar sus miradas- Yo... Eh...

Me sorprendió que todos se abalanzaran juntos y al mismo tiempo hacia mí y me abrazaran con cariño en sus corazones y lágrimas en sus ojos.

Willow: ¡Qué bueno que estás bien!

Emira: ¡Pensé que te habías ido!

Edric: ¡Eres una idiota, Luz Noceda!

Nunca me imaginé que ellos me consideraban tanto. Ahora que lo pienso fue un poco egoísta de mi parte el haberme ido de una manera como esta.

Quería decirles lo mucho que los he extrañado, pero las palabras no salían y las lágrimas se apoderaon de mi fuerza y valentía. Me quebranté en un momento.

Mientras los abrazaba, abrí mis ojos por un momento y pude notar a lo lejos sobre las escaleras a una hermosa joven de cabello verdoso muy atrayente.

Luz: Azura... -Susurré con nostalgia al ver lo grande que se encontraba. Sin embargo, mi presencia parecía no muy buena para ella, ya que solo decidió subir el resto de escalones y pude oír al final una puerta cerrarse con fuerza, en ese momento todos se separaron de mí.

Willow: Bueno. Creo que ya es hora de que tengan una charla madre e hija. -Comentó.

Azura: Ve, Luz.

Todos me miraban y sonreían, casi concediendome ese permiso de hablar con mi hija.

Me animé con ello a subir las escaleras y encontrarla para pode explicarle mejor lo que había sucedido. Toqué a la puerta de su habiación y esperé a que me cediera el paso.

Azura: Adelante. -Se escuchó del otro lado.

Me adentré y cerré la puerta detrás de mí.

Narro Yo:

Willow: Ya han pasado 30 minutos, ¿Creen que hayan podido arreglar la cosas?

Emira: No lo sé, pero estoy impaciente por saberlo.

Edric: Amity, ¿Por qué no vas a ve cómo va su plática?

Amity: Pienso que deberiamos darles más privacidad.

Emira: ¡Ahg! ¡Pero me muero de ganas por saber lo que está sucediendo allá arriba!

Amity: Está bien, iré, pero ustedes quedense aquí.

Emira/Willow/Edric: ¡Sí!

Sin más remedio, Amity se dirigió a la planta alta de la vivienda y directo a la habitación de la joven, donde una vez ahí, dudó de tocar o solo abrirla. Se decidió por abrir lentamente la puerta y observar un poco, lo cual al hacerlo pudo notar a la morena sentada sobre la cama abrazándo a la joven que se aferraba con fuerza a ella. Tal espectáculo, la hizo sonreír levemente.

La morena alcanzó a levantar su mirada y encontrar a su esposa ahí, más no dijo nada solo le sonrió de vuelta.

TIEMPO DESPUÉS

Luego de tan emotiva escena, los días pasaron y todos optaron por retomar el rumbo normal de sus vidas o al menos, dejarlo todo como estaba antes.

El rostro del impostorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora