Había trabajado hasta el cansancio para que llegara ese momento. Por varios días se había dedicado a buscar entre sus contactos a la mejor diseñadora de vestidos de novia de todo México. Y la encontró.
Debía reconocer que no le fue fácil contactarla para que las recibiera personalmente lo antes posible porque Valeria Duarte era la diseñadora más cotizada de todo el país. Había novias que esperaban por meses solo para lucir uno de sus hermosos diseños en un día tan importante como lo es tu matrimonio. Pero ella no pensaba permitir que eso le sucediera a su mejor amiga ¡por algo tenía contactos! Y con tan solo un par de llamadas y algún que otro pequeño favor, logró que las recibiera personalmente esa misma tarde.
Una chica muy amable fue quien las recibió y las hizo pasar a una sala donde les pidió que esperasen un momento. Sus hijas, debía reconocer, eran las más emocionadas. Especialmente Lucrecia, que miraba a su alrededor fascinada desde que habían entrado.
—¡Mira qué vestido más bonito, mami! —exclamó, acercándose a uno de los maniquíes que lucían los diseños—. ¿Puede ser este el vestido de la tía Fer?
—Podemos pedir que se lo mida —le concedió, viendo cómo su hija esbozaba una gran sonrisa—, aunque tiene que ser uno que también le guste a ella.
—¿Y no te gusta, tía? —le preguntó directamente.
—Claro que me gusta —Fernanda lo miró, poniéndose a la altura de su hija—. ¿Quieres que me lo pruebe? —Su hija asintió ilusionada—Bien, entonces pediremos que sea una opción.
Valeria Duarte no tardó en reunirse con ellas, pidiéndoles sentarse para conversar antes de escoger cualquier modelo. Preguntó, especialmente a su mejor amiga, cómo imaginaba su vestido ideal. Detalle por detalle, mientras anotaba todo y escuchaba sus ideas.
Ya habían hablado mucho sobre detalles como las flores o la decoración, también ya estaban investigando en qué lugares podría ser la fiesta porque tanto Fer como Jaime tenían claro que deseaban una ceremonia religiosa.
Sus hijas, junto con ella, también aportaron sus ideas y fue entonces que comenzó la diversión. Entre las cinco, habían escogido, al menos, una decena de vestidos diferentes. Ninguno se parecía al otro y tampoco parecían ponerse de acuerdo en cuál era el ideal porque ya Fernanda salía del probador con el tercer vestido. De escote corazón y corte de sirena, con algunos pliegues en la falda y una hermosa cola con detalles en encaje iguales a los del cuerpo y las mangas de una tela muy fina y transparente que solo cubría sus brazos y dejaba al descubierto sus hombros y pecho.
—Amiga —susurró con la voz entrecortada, teniendo que darse aire en los ojos para no llorar—, estás preciosa.
—¿De verdad? —Asintió, emocionada—¿Y vosotras no decís nada?
Sus hijas fingieron no escucharla, estaba segura. Ambas miraron para otro lado, sin decir nada, y eso hizo que la expresión de su mejor amiga se volviese seria.
—Lu, Mar —las llamó—, ¿no diréis nada?
—Es que no queremos que te sientas mal, tía —se excusó su hija mayor, encogiéndose de hombros.
—Estás muy linda —replicó Lu, mirando mal a su hermana—, pero Mar y yo creemos que no es el vestido perfecto.
—¿Qué? —Miró a sus hijas, casi en shock—No pueden decir que no les gusta. Es un vestido hermoso.
—Sí, mami, pero tú dijiste que tenía que ser perfecto.
—Es perfecto —alegó ella.
—Lo siento, mami —se disculpó su hija mayor y ambas hicieron un gesto para que Fernanda entrara de nuevo al probador.
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Eterna Tentación #BilogíaTentación
RomanceLuego de cerrar el caso que los unió, Regina y Alonso deciden instalarse en Ciudad de México para iniciar una nueva etapa en sus vidas. Felices, tranquilos y llenos de trabajo, disfrutan cada momento y cada día junto a su hijo. Ese pequeño que es el...