Epílogo ✅

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Tres años después...

Había pasado semanas pensando qué hacer para ese día. Cada año intentaba que fuera especial. Planear algo diferente con lo que celebrar esa fecha que era tan importante para los dos: su aniversario de bodas. En esa ocasión, debía ser algo con significado porque no todas las parejas podían presumir de haber llegado a cumplir diez años de matrimonio.

Por eso decidió que solo había una manera de celebrarlo: renovar esos votos que se dijeran años atrás acompañados de su familia y amigos. Y para ello, había necesitado la ayuda de quienes supo que serían los más felices de colaborar.

Se dirigió al jardín donde su plan ya comenzaba a tomar forma bajo las directrices de dos de sus ayudantes. Su madre y hermana se habían asignado la tarea de la decoración del lugar, recogiendo todas las ideas que tenía en mente y haciéndolas realidad de una manera mucho mejor de lo que él había imaginado. Prepararon un espacio con una gran mesa, decorada con delicados centros de flores y un espacio para cada uno de los invitados. Al otro lado, un camino flanqueado por sillas vestidas con telas y flores hasta llegar a una estructura de madera que seguía el mismo estilo del resto de la decoración.

Jaime se encargaría de llevar a los invitados y, por último, era Fernanda quien tenía la tarea más importante y delicada: conseguir llevar a Regina a casa sin sospechar nada. Si ella fallaba, todo se venía abajo. 

 —Alonso —Su madre se acercó a él con una sonrisa, tomando su rostro para obligarlo a mirarla—No tienes que preocuparte, saldrá bien.

—Estoy nervioso —confesó avergonzado—. Me siento como si me fuera a casar por primera vez.

—Es casi como si te casaras de nuevo, hermanito —Martina apareció por su espalda, colocando las manos sobre su hombro para apoyar su barbilla sobre ellas—. Lo mejor de todo es que te casas con la misma mujer, aunque esta vez ella ni siquiera lo sabe.

—Cuando me casé, lo hice para toda la vida, hermanita —le recordó. Le alborotó el cabello y rio al ver su expresión molesta mientras se lo arreglaba de nuevo—. ¿Y mis hijos? 

Su madre señaló hacia la zona de juegos donde se encontraban y, dejando un beso en su mejilla, caminó hacia ellos. Luego de regresar a Madrid, decidieron que necesitaban un espacio donde poder divertirse en casa y al aire libre y, con la ayuda de Jaime y de su padre, construyeron una zona para ellos que incluía una casita de madera con tobogán y un par de columpios.

Se detuvo a observarlos antes de llegar, viendo cómo Purpurina y Piraña los vigilaban y no se separaban más de unos metros de donde ellos estaban, siempre alerta. Especialmente su hija mayor que era la más protectora.

Una cualidad que Miguel había heredado y que lo convertía en el mejor hermano mayor. Su hijo seguía pareciéndose a él físicamente, aunque ya había crecido de forma considerable y con sus diez años recién cumplidos comenzaba a ser un guapo, maduro y responsable preadolescente.

Sin embargo, Mar y Lucrecia no dejaban de ser ellas. Ya tenían siete años. Habían crecido y cada día que pasaba se parecían más a su madre en todos los aspectos. Especialmente su hija menor. Lu era toda una princesa, enamorada de los vestidos, zapatos y faldas tanto como su madre con quien compartía el interés por el mundo artístico al que estaba seguro, tarde o temprano, también entraría. Y Mar, su pequeña aventurera. Esa pequeña con la que compartía su amor por el mundo marino y los deportes extremos y que cada día que pasaba le confirmaba que, cuando creciera, iba a dedicar su vida en cualquier profesión que le permitiera vivir cerca del mar y los animales que la habitaban.

Y, junto con ellos, estaba el regalo que la vida les trajo de forma inesperada. Sin buscarlo y cuando pensaron que su familia ya estaba completa, llegó Benjamín. Ese pequeño que había heredado sus ojos azules y el cabello castaño de Regina y que era una mezcla del carácter de ambos. Decidido, pero calmado. Tan tranquilo que equilibraba de cierta forma la energía inagotable de sus hermanas y que tenía una paciencia y un amor infinito por ellas.

Eterna Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora