CAPITULO 28

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Luego de varios minutos se levantó dispuesta a dormir, quizás el sueño la ayudaría a disipar aquellos malos pensamientos; entro a la casa cerrando la puerta del jardín detrás de sí y camino hasta las escaleras, cinco minutos después ya había llegado, abrió la puerta e ingreso colocándole pestillo al cerrarla nuevamente, se deshizo de los zapatos y camino hasta el baño en dónde permaneció casi quince minutos, luego salió con su piel húmeda debido al baño y un toalla alrededor de su cuerpo, en ese momento encendió las luces de la habitación por primera vez desde que entró, se giró hacia la cama pues había dejado el cepillo ahí, y el sobresalto no tardo en llegar.

En la esquina del cuarto había un mueble de color negro, justo ahí se encontraba sentado el albino con un vaso de whisky en su mano derecha, y un pantalón de pijama era lo único que cubria cu cuerpo la miraba fijamente.

- ¡Por Kami! Me asustaste- suelta la mujer con alivio y una mano en el pecho mientras asiento en el borde de la cama.

- Si tardabas unos minutos más... Realmente estaba dispuesto a ir a buscarte- dice con sorna el hombre.

- Creí que estarías dormido- confiesa la castaña levantándose nuevamente y tomando su pijama para caminar hasta el baño.

Varios minutos después regreso ya vestida y oliendo a perfume.

- No tengo sueño- responde a secas el mayor.

- Lo mejor es que te vayas, todos están en sus habitaciones y nos pueden ver o escuchar...- anuncia la mujer mientras se acerca a el y le arrebata el trago de las manos para tomar un sorbo.

- Eso es lo que menos me importa- asegura mientras que sin previo aviso la toma de la cintura.

Lo que provoca que el cuerpo de la mujer repose sobre el suyo, quedando sus sentada en sus piernas.

- Ni siquiera tu te crees eso- le reprocha la joven con el ceño fruncido.

- ¿Estás enojada conmigo?- inquiere el hombre al notar el gesto de la castaña.

- Por supuesto que no- susurra la mujer al notar el tono altanero en el que había estado hablando.

- Pues a mi parecer lo estás, acaso he hecho algo que te incomodara- inquiere mientras ejerce más fuerza en el agarre que tenía en la cintura de la menor.

- No- asegura mientras se recuesta en el pecho del albino.

Ambos se mantuvieron en silencio por varios minutos, momento que el hombre aprovecho para bajar la tira de la blusa de tirantes que Rin usaba como pijama y regar besos en su hombro.

- ¿Que soy yo para ti Sesshomaru?- inquiere mientras se gira abruptamente y lo mira.

El albino se quedó en silencio durante varios segundos para luego tomarla delicadamente por la mejilla y darle un beso en los labios.

- Tu lo eres todo... La única mujer que me ha hecho sentir tantas cosas en poco tiempo, la única que me ha hecho querer dejar todo por ella, tú eres la dueña de todo esto que siento.... La dueña de mi amor... - susurra con voz ronca y con sus labios a escasos milímetros de los de ella, mientras toma la mano de Rin y la coloca sobre su pecho, justo sobre su corazón.

En ese momento Rin sintió su corazón latir desbocadamente, y aquella corta distancia entre sus labios no fue suficiente para impedir otro beso, este aún más dulce que el anterior...

Porque realmente jamás volvería a sentir un beso como aquel, en medio de aquella melodía que formaban sus labios ella le estaba entregando por completo su alma, estaba entregando su amor sin condiciones; ya no había vuelta atrás, ella jamás podría dejar se amar a Sesshomaru Taisho después de aquella noche, no quería...
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Luego de varios segundos se separaron, Rin junto su frente con la de el y habló por primera vez después de la confesión del hombre.

- Te amó...- susurra mientras una lágrima se resbala por su mejilla.

- Y tu me vuelves loco Rin... Me haces querer hacer cosas que no debería.- confiesa el hombre mientras que con delicadeza limpia la lágrima en el rostro de la mujer. - No quiero seguir ocultando ésto, quiero poder tomarte de la mano en la calle, quiero besarte frente a todos y quiero que todos sepan que eres mía...- continúa en medio de aquel susurro mientras deja leves caricias en la mejilla de la castaña.

- Yo también lo quiero - asegura la mujer con un sonrisa mientras se abalanza a los labios del hombre.

No había malicia en aquel beso, el hombre la tomo de los muslos y la recostó en la cama, se posicionó a su lado y con delicadeza la tomo de la cintura y comenzó a regar besos por todo su rostro, lo que a los segundos provocó leves risillas en la mujer y que consecutivamente el hombre se encargó de opacar con amorosos besos.

Realmente no había más que eso entre ellos, amor...

Se habían enamorado completamente del otro sin darse cuenta, y aunque habían pasado por varios obstáculos aún así decidieron continuar descubriendo sus sentimientos, lo que los llevo a esa noche, esa noche que marcaría un antes y un después en su relación, porque ahora habían entendido todo, no necesitaban de un título para saber que su alma le pertenecia al otro, no necesitaban de nada para saber que ya no estaba dispuestos a dejar ir aquellla paz que encontraron en el otro.

Rin no estaba dispuesta a dejar de amarlo, y el no estaba dispuesto a que alguien le arrebatará el amor de su Rin, porque ella era suya, ahora lo sabía, suya y de nadie más...
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Y es que ¿Quien lo diría? Rin jamás imagino que aquellas palabras que su hermano lanzo con la intención de separarla del albino terminarían por unirla más a él, era realmente irónico pero había algo de lo que  estaba completamente segura y era que lo amaba, y que el la amaba a ella... Y eso era suficiente para vencer cualquier obstáculo que la vida les pusiera.
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CONTINUARA...

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosuraaa.♥️♥️♥️

Dato: por si lo habían olvidado, nuestros protas se llevan siete años, nuestra querida Rin tiene 23 y el amo bonito 30.

Tu dulce presencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora