Tu dulce presencia.

CAPITULO 16

Aquel día que Rin se prometió dejar pasar se convirtió en una semana, puesto que luego de repensar y de ocuparse en varios asuntos de su trabajo no tuvo el suficiente tiempo para como para decidirse en atender aquel asunto, al menos hasta ese día...
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Luego de salir del colegio, fue hasta su casa y una vez llegó se dió una ducha y bajo a comer algo antes de iniciar sus labores, prepararía varias actividades para los niños ya que no quería que las primeras semanas de clase de los peques fuera aburrida y así su transición a la primaria sería más fácil, organizo algunas actividades y varios juegos para desarrollar con ellos... Cuando porfin finalizó dieron casi las siete de la noche y a pesar de que a causa de su nerviosismo, la hora para ella ya no era la adecuada... Luego de varios minutos se decidió en llamar a Kagura, le preguntaría el paradero del albino fingiendo querer reconciliarse con el, quizás no sonaría tan raro si lo planteaba desde esa perspectiva, al menos eso quería creer...
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**- Hola- suelta la castaña con euforia.

- Hola!, que gusto oír tu voz Rin- responde la pelinegra de igual manera.

- Como estás Kag, y la niña y mi hermano - inquiere la castaña mientras se concientizaba de lo que iba a preguntar.

- Bien, ambos están viendo televisión... Ya sabes, programas educativos que Nara inisite en que Kanna vea- anuncia la mayor.

- Ya sabes cómo es- completa con sorna la chica.

- Y que se te ofrece cariño- pregunta Kagura al notar un tono de voz extraño en su cuñada.

- Como lo notaste- responde la menor con otra pregunta.

- Suenas diferente Rin, sabes que te conozco como si fueras mi propia hermana así que cuéntame- confiesa la pelinegra.

- La verdad es que he estado pensando en lo que sucedió entre Sessh y yo, y la verdad es que no deseo seguir peleada con el... Quisiera verlo para charlar pero no sé si deba llamarlo- habla la castaña ocultando sus verdaderas intenciones.

- No te preocupes, estoy segura de que el no te guarda ningún rencor así wue puedes llamar sin ningúna preocupación, además... Se que no preguntaste pero de seguro está en su casa, te aseguro que si vas el estará encantado de recibirte- responde Kagura con entusiasmo.

- Oh no! No creo que sea lo adecuado- recalca Rin.

- No seas tontita, son amigos y eso nos es nada malo- contradice la mayor.

-Segura- inquiere la castaña nuevamente.

- Por supuesto- finaliza la pelinegra.**

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Luego de aquella llamada Rin se levantó de la cama y fue hasta su armario, escogió algo simple una sudadera morada y pantalones blancos con zapatos del mismo tono, al terminar se dió una ducha y finalizó cambiándose y tomando su bolso para bajar y subir al taxi que había llamado minutos antes, el camino a casa del albino fue corto por lo que  la castaña paso todo el camino intentando no arrepentirse de aquella decisión, sin embargo no retrocedió y una vez llegó a la casa del hombre no dudo en tocar el timbre, el problema fue que por más que espero no hubo respuesta, nadie salio a abrir y mucho menos le gritaron que se fuera así que una vez pasaron más de quince minutos se desánimo y desecho aquella valentía que había adquirido casi por suerte aquella noche, y comenzó su caminata de regreso a casa... Sabía que no llegaría caminando pero lo haría hasta que por lo menos su mente se disipará de aquellos pensamientos negativos que habían comenzado a llenarla, se concentro tanto en ello que cuando menos lo pensó ya había llegado a la parada de autobuses más cercana, estando aun a tiempo para tomar el último se sentó en la banca y fijo su vista en la nada, estuvo a punto de pensar que aquello era un señal cuando sintió como alguien se sentaba justo a su lado y casi por inercia se giró para ver de quién se trataba, pero justo como las veces anteriores aquello se trató casi de un acto divino, ahí estaba...