CAPITULO 17

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Luego de varios segundos la falta de aire provocó que se separaran, de inmediato Rin dió dos pasos hacia atrás y aún con sus mejillas rojas evito la mirada del hombre, sin embargo aquella acción no provocó absolutamente nada en el Taisho quien sin un poco de pudor acortó nuevamente la distancia que habían entre ambos para tomar el rostro de ella entre sus manos.

- Seguramente no esperabas que sucediera esto- asegura mientras la mira fijamente y deja leves caricias en la mejilla de la castaña.

La joven por su parte aún se mantenía en silencio, simplemente no terminaba de creer lo que había sucedido minutos antes entre ella y el peli plata, cuando comenzó a caminar decidida hasta si casa lo hizo porque pensó que ella había imaginado cosas que no eran verdad... Pero ahí estaba, mirando fijamente a aquel hombre que tan solo segundo antes la había besado sin ningún pudor.

- Está bien si no sabes qué decir ahora, puedo esperar...- suelta el Taisho cuando nota como las castaña juguetea nerviosamente con sus dedos.

El hombre dejo de lado sus caricias y se alejo varios centímetros de ella para intentar darle espacio para respirar y adaptarse al momento.

- Yo... No sé si esto está bien- susurra Rin en un tono de voz casi inaudible mientras le dedica una mirada de confusión al mayor.

Está vez el que se mantuvo en silencio fue el hombre, quien luego de escuchar la confesion de Rin cayó en cuenta de lo que habían hecho minutos atrás y aunque se sentía completamente bien... Si alguien más se enteraba quizás los problemas crecerían y aquello lastimosamente era un lujo que no se podía dar, aún así dejo de lado sus pensamientos cuando encontró las palabras adecuadas para poder retomar la "conversación" con las castaña.

- Eso es lo que realmente piensas... O lo que deberías de pensar- inquiere.

- No lo se- responde rápidamente con el entrecejo fruncido mientras regresa hasta la banca y toma asiento.

- No lo sabes o no quieres decirme... - responde el albino imitando la acción de ella.

- Tu me gustas... Desde hace mucho tiempo, pero jamás me atreví a decirlo- confiesa Rin en medio de un suspiro.

- después de confesarme eso, aún piensas que está mal... Porque yo creo que no- suelta con obviedad el hombre.

- ¡Es que esto está mal Sesshomaru! Yo no te puedo gustar... Tu no me puedes gustar- le reprocha Rin con frustración.

- ¡Porque! ¿Por Naraku? Por Kami Rin, acaso el te consulto cuando decidió casarse con mi hermana, acaso el ha pedido tu opinión alguna vez para organizar su vida a tu gusto ¡Por supuesto que no! Ya es hora de que pienses más en ti, me atreví a confesarte todo esto porque sentí que podías corresponder sin pensar en nadie más que tú...- suelta con el entrecejo fruncido.

- Acaso tú te enfrentarás a el por mi, no lo creo...Si esto no funciona, como siempre yo voy a tener que poner la cara, y estoy cansada de eso...- confiesa la chica mientras lo mira con suplica.

- No quiero obligarte a nada... Así que puedes volver a casa y pensar mejor las cosas, aunque aquí de sobra ya puedo ver qué fui un tonto al decir todas esas cosas- anuncia el hombre mientras se levanta y camina hasta su auto, que estaba pocos pasos de la banca en dónde se encontraban sentados.

- ¡No es eso!- se apresura en decir la mujer. - Deseé esto tanto tiempo que se volvió un sueño... De esos que no se cumplen, así que si te soy sincera esto no es fácil para mí, creí saber todo sobre el amor pero en realidad no se absolutamente nada, jamás he pasado por esto... Solo necesito paciencia, por favor- súplica al borde del llanto aún de pie frente a la banca.

El albino simplemente se detuvo, no pronuncio palabras pero con aquella sonrisa que le dedicó segundos después confirmo que llevaría a cabo los deseos de la mujer frente a el.

- Vamos, te llevaré a casa- susurra mientras se acerca a ella y la toma de la muñeca para llevarla hasta la puerta del copiloto del auto.

Varios minutos después gracias a la carretera vacía que informaba lo tarde que era, llegaron a casa de la mujer quien con un suave adiós se despidió del hombre para ingresar a casa y tirarse a la cama como si su vida dependiera de ellos, quizás su subconsciente pensaba que así tal vez lograría evitarse una pena si aquello que había comenzado sin previo aviso saliera completamente mal, aunque no lo deseaba sabía perfectamente que si alguien más se entraba ella y el albino no lograrían ni si quiera terminar aquella conversación que había quedado incompleta esa noche , y eso le daba miedo... Porque ya se había ilusionado con algo más, y aunque los primero minutos dudo luego de concientizarse de la confesión del albino no le quedó ninguna duda respecto a lo que quería junto al Taisho, ahora sus sentimientos ya no eran una ilusión y tan solo esperaría a la mañana siguiente para poder confesarlo al hombre, quizás necesitaba algo de paciencia pero aún así no retendría sus sentimientos una vez más.
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A la mañana siguiente tal y como lo prometió antes de dormir, envío una mensaje al hombre antes de salir casa rumbo a la escuela.
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"- Buenos días, espero amanezcas bien...
Ya lo pensé mejor y tienes razón, quiero pensar solo en mi... Y yo pienso en ti, así que deseó llevar esto hasta donde sea posible-"

Sintió mariposas en su estómago mientras escribía aquel mensaje sintió algo de nervios respecto si lo que había escribido era lo correcto... Pero todos esos nervios se fueron cuando luego de varios minutos recibió una respuesta por parte del peli plata.

" - Buenos días... Hoy amanecí extremadamente feliz ¿y tú? Espero que igual que yo. Te recogeré a las ocho para cenar y no acepto un "No" como respuesta-"

Una sonrisa se formó en sus labios una vez que vio las palabras escritas por el Taisho, en ese momento mando la paciencia al carajo cuando luego de leer aquel mensaje su mente imagino aquel beso de la noche anterior y su interior, comenzó a desear mil más como ese...
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CONTINUARA...

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosuraaa.♥️♥️♥️

Tu dulce presencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora