CAPITULO 15

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DOS SEMANAS DESPUÉS.
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Los siguientes días Rin no salió de casa, se entretuvo todo el tiempo leyendo y viendo televisión, charlaba con sus padres de vez en cuando pero sobre todo, tenía charlas matutinas con Kagura... Quien con su vasto conocimiento acerca del tema, le daba consejos para no sentirse completamente aburrida en medio de aquellas cuatro paredes que ahora la aprisionaban, si bien eran cosas sencillas como intentar hacer una receta que no requiriera de mucho movimiento o alguna manualidad que se ocupará de su mente por al menos varias horas, aquellos consejos e ideas le habían ayudado a replantear todo lo que había pasado en su vida los últimos días, tanto lo mal que se sentía estar tan distante con su hermano, como lo absurdamente feliz que se ponía al recordar el beso que le dió Sesshomaru, al principio se negó y estuvo durante varios días evadiendo la idea, pero el encierro le había hecho bien y luego de pensar en ello cada noche comprendió que quizás... Solo quizás, aún existía la posibilidad de que entre el albino y ella hubiera más que una simple e inocente amistad, sin embargo ahora que ya podía dar pasos sin que le doliera el tobillo queria ir hasta la casa de su hermano y arreglar aquella situación primero, puesto que tan solo le quedaban varios días para iniciar nuevamente su rutina de trabajo y antes de buscar al Taisho en para escuchar aquella explicación que ella le negó con anterioridad, quería hablar de nuevo con su hermano.
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Se despertó temprano y arregló un poco su cuarto antes darse una ducha y bajar para desayunar, su madre había preparado huevos revueltos con tostadas y café amargo, odiaba el café amargo así que antes de darle un sorbo de agrego un sobre de estevia y así se sentó a degustar sus alimentos, aproximadamente veinte minutos después se levantó del comedor y lavó la losa, luego subió se cepillo los dientes, se coloco la venda en el tobillo y tomo su bolsa para salir, no si antes escuchar todas las recomendaciones que su madre tenía para ella entre esas que no corriera y que caminara despacio, sin embargo por su terquedad y la poca paciencia que poseía al estar a la parada de autobuses noto como uno justo iba saliendo y como no deseaba esperar veinte minutos más por el próximo, sin pensarlo mucho corrió a como sus adoloridos pies podían, llegó a tiempo pero las secuelas también y una vez que tomo asiento noto como las punzadas se hacían un poco más fuertes, aún así las ignoró y se prometió mentalmente no volver actuar de esa manera, al menos no hasta que su tobillo estuviera curado por completo, casi media hora de viaje después llegó a casa de su hermano, para su sorpresa Kagura y la niña no se encontraban ese día, al parecer estaban comprando los nuevos útiles escolares de su sobrina pero Naraku decidió esperarlas en casa, así que para su sorpresa o pena... No había nadie que la salvará del yugo de su hermano si aquella conversación no llegaba a salir bien.
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- Pensé que te irías cuando te dije que Kag no estaba- confiesa el mayor mientras le ofrece un tasa de carta su hermana.

- En realidad vine a verte a ti- responde Rin aceptando el café.

- ¡Y ese milagro! Hasta hace unos minutos pensé que me odiabas- responde fingiendo sorpresa el pelinegro.

- No estoy para tu sarcasmo la verdad- aclara la mujer con el ceño fruncido.

- Nunca estás- completa el hombre en medio de una tos falsa.

- Sabes algo, no vine a discutir más contigo... En realidad estoy aqui porque no me gusta que estemos peleados- anuncia la castaña mientras lo mira con recelo.

- Como sigue tu tobillo- inquiere el hombre ignorando por completo lo dicho por su hermana menor segundos antes.

Sin embargo Rin no le respondió nada al respecto, solo se limito a dejar salir una sonora carcajada para inclinarse y dejar un pequeño golpe en el hombro de u hermano.

- Tengo que admitir que ya tuve está conversación con Kagura, me equivoqué ¿Vale? Se que no soy fácil de manejar así tenme un poco de paciencia- suelta de repente el pelinegro con una sonrisa.

- Está vez... La próxima no seré tan indulgente contigo- responde la menor mientras lo observa con severidad.

- Como tú digas-  refunfuña Naraku en medio de una sonrisa pícara.

Luego de aquella conversación los hermanos charlaron por un poco más de tiempo y cuando porfin dictaron las dos de la tarde, Rin decidió que era hora de partir; rechazo la solicitud de su hermano de llevarla a casa porque aún tenía mucho por pensar, como iba a afrontar lo que se venía  imaginándose con ellos cualquier cantidad de errores que podían suceder, entre esos que en aquel tiempo de indiferencia el Taisho hubiera cambiado su postura frente a la situación y ella quedaría como la tonta que buscaba fuego dónde no habían cenizas, sin embargo se reprendió a si misma y luego de varios minutos de incertidumbre decidió que esperaría hasta el día siguiente, para poder aclarar su mente y saber exactamente que palabras debería decir y que acciones debería tomar para que todo sucediera a su favor, quizás con algo más de tiempo de por medio quedaría en evidencia y completamente claras las intenciones del hombre, si solo fue un beso por exceso de copas o si en realidad había algo más detrás de ello, de cualquier manera ya eso no importaba porque Rin estaba dispuesta a averiguar lo que había detrás y saciar su necesidad de información, ya no importaba si lo que hallaba era bueno o malo, tan solo quería no arrepentirse en un futuro por lo que pudo haber Sido y no fue, aunque sin duda ella esperaba que si fuera...

Que aquellas dudas que ahora invadían su mente no solo fueran dudas, sino que se convirtieran en realidades y que en un futuro se alegrará de ello, porque en el fondo deseaba que no hubieran más  arrepentimientos ni deseos por lo que fue o no fue, tan solo quería saber si tan solo... Había un oportunidad, y si así era ya no estaba dispuesta a dejar ir.
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CONTINUARA...

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